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Cuando el artista, gozoso, la lnmaculad1:1 acabó, presentóla a Bernardita lleno de satisfacción. Al contemplarla, la joven, alborozada, exclamó: «¡Qué hermosa! Pero ¡no es,Ella! ¡No tiene comparación!,. No contento todavÍ!I con su imagen el autor, le pregunta a Bernardita si, la Héid 'l , mujer que vió, a algún ser se parecía, para formarla mejor. Y contesta que la Virgen, esa mujer, que ell a vió, de Massabielle en la cueva no tiene comparación. Le presenta cien matices - ::iD '{ de particular pr imor , . ,·,,-.¡¡¡•, ':',b 11 1, s ~o, rm y ninguno es .tan azul Ulfl l1 6 J'l ll 2 bJ.!'-l lJJ 2111/rJ J como el azu¡ cinturon . • : n ?, 18:•J 111!.J ➔ b ndr¡a~n que ella vió en la Inmaculada 1 O}l➔ I 1 (i2' 'l f'fll ll G fl 'l entre nubes ae arrebol. 11 .b b 1 10 'F1 ' 1 t íH'.1:J, -:! h f 0 1 ') Mas cansada .va el artista P."'2l 'r l7 r;I :it, d: J.11:lcr 2ll f ¡; de tanta interroe:ación · .. .rru1 :)tdun ,, :;J¿:::1 l~J 11:1 Je dice qué edad tendría - 111-