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mal de piedra y más construcciones socio económicas, cooperativismo; vida fraterna en minoridad y pobreza; renuncia a la casa que pueda ser antitestimonio (el nuevo edificio de Quito parece reclamar solución urgente); problema vocacional, responsabilidad de todos los religiosos. El custodio Langarica que, un año antes, parecía desconcertado por la inseguridad, la inquietud, el descontento de más de uno de sus súbditos, parece recuperarse tras de la asamblea del mes de junio (5). No disimulan los religioso~ de Ecuador esa situación de crisis y hasta de desorientación y desengaño en algunos; "pero no nos hemos asustado". Están seguros de encauzar serenamente esa efervescencia impetuosa y hasta un poco alocada que han podido provocar el nuevo estilo de las Constituciones capuchinas y el grito angustioso del CELAM en Medellín por la redención del pobre y del explotado injustamente, desde una Iglesia pobre. El 2 de agosto de aquel año 69 ensayaba Jesús de Fuenterrabía aquella nueva andadura entre los negros del Chota, con los que com– parte albergue y comida. A los meses montan para él una casita de madera, cabe la sacristía. Y mientras mendiga de casa en casa el propio sustento, obtiene de Cáritas víveres para 40 leprosos (6). Etapa de transición, de custodia a viceprovincia, que ha de simbo– lizru· y encru-i1ar el lema de " cambio y renovación"; pero "aquella tarea llevada a cabo en el trienio anterior -reconocerá el viceprovincial Santiago Ramírez- puso las bases de una. m~nt:µidad nueva y una conversión en nosotros, sin la cual no .hubiéramos podido realizar lo que se está haciendo en la actualidad" (7). Las custodias viceprovinciales pasan a denominarse viceprovincias desde el 17 de junio de 1970, a tenor de lo acordado en el 76 capítulo general de la Orden (8). 564 Gobierno de la viceprnvincia 1970 (26 de enero). Preside y confirma Aurelio Laita, ministro provincial de NCA. SANTIAGO RAMIREZ, custodio. José Angel Múgica, Ignacio Rueda, Benito Andueza, Ramón Echegaray, consejeros.