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En Pasto, euyos m ')1':ldores venían solicitando desde 1874 la funda– ción de un eonventu. iJ(•nclijo la primera piedra Mons. Manuel José Caycedo, obispo di oc1·sano, Pl 26 de marzo de 1894. Se fijó sobre la colina de Santiago, mal llamada de Santander. El P. Alfonso María ele .\ger, libre ele las fatigas del esc olasticado, dejó largo renombre en los anales de Pasto, como peón ele albañil y tumbador de árboles en los bosques de Santa Bárbara (Opongo). Hasta la inauguración de la casa (14 de julio de 1896) sP h ospedaron los capuchinos operarios en la posada llamada "la piscina' '. cedida por los padres del Oratorio. Un triduo de solemnidades litúrgicas, en que participnron los obispos Ilmo. fray Ezequiel Moreno Díaz ( Bea to Ezequiel) y el exiliado Dr. Pedro Schumacher, obispo e.le Portoviej o, y de festejos populares, con sus músicas, globos, fu egos artificiales y luminarias, cuyos gastos corrieron el segundo día por el Batallón de Cazadores de la ciudad, vino a realzar la bendición e inauguracion de la nueva iglesia conventual, dedicada al apóstol seüor Santiago (9) . Múltiples y reilcrntivas peticiones se había recibido asimismo de diversos lugares dP Ecu ador : pero sin duda no se aceptaron por la inseguridad política. Son especialmente emocionantes, por el aura popular, las de Otavalo , en pl iegos con 332 firmas y la de la diócesis de Cuenca, encabezada por personajes tan ilustres como el oblato Julio María Matovelle, el poeta y académico de la lengua, Honorato Vázquez y el historiaJor cumbre de los ecuatorianos, FEDERICO GONZALEZ SUAREZ. arcediano a la sazón de Quito y, desde 1895, su arzobispo metropolitano. Por sus vinculaciones con la capital de Azuay, en donde había ejercido tantos años su ministerio, más que por simpatía ninguna con la cuerda y el sayal, dirigió esta breve carta al P. Melchor de Tivisa, comisario de los capuchinos en Ecuador: "Dígnese deci rnos si podrá hacerse una fundación de Padres Cap_uchinos en la ciudad de Cuenca y qué medidas deberán tomar para reahzarla con prontitud. Ten vivo interés en que se lleve a cabo esta fundación. , "~oy ~e V. R. ínfimo siervo y affmo. amigo, Federico González Suares . Quito, 18 de marzo de 1893 (10). . Aunque en vísperas de la revolución alfarista la actividad apostó- lica de los capuch~nos (misiones, ejercicios espirituales, ministerio sacramental) se despliega con predilección en la Colombia suroccidental ni en Tulcán ni en Ibarra los frena temor alguno. En esta última ciudad se celebró, los días 3 y 4 de octubre de 1894, una magna concentración de la Orden Tercera, a la que concurrieron, a pie los más de ellos, hermanos de quince rmeblos, con su pendón al frente, enhiesto en la 55

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