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Eliseo de Mora ordenó por bando a todo el vecindaiio adornar puertas y ventanas y encender luminruias por la noche, en razón de la presente solemnidad, so pena de 5 pesos de multa o de tres días de ai-resto. En oficio anterior había manifestado aquel municipio su gratitud sincera por la labor evangélica y social de los capuchinos y por su benéfico influjo sobre la población de Túquerres (4). Tanto efecto habían cobrado aquellas gentes a la comunidad capuchina que, cuando en 1893 se juzgó oportuno trasladar el estu– diantado a Tulcán, tuvo que escabullirse, con su director Angel de Villava, a las cuatro de la mañana, para evitar que se percatasen los tun:equeños. Y en una sola jornada, a pie, recorrieron los 50 kilómetros intennedios (5). Fecha, 13 de junio de 93. No se razona el por qué de este traslado. Pudo ser la mayor capacidad del convento de Tulcán. El presidente de la república, Dr. Luis Cordero , había prometido acceder, a lo menos en pai-te, a la solicitud del P. Melchor de Tivisa, custodio y guardián de dicho convento a sus "piadosos deseos", hasta donde lo permitiese el exhausto tesoro fiscal (6 ), para la reparación de la iglesia y de la casa de la Orden. Pudo vencerles el mayor peso de la alforja, merced a los recursos agropecuarios y a la generosidad de las gentes del Carchi. Quizá no hubo otro motivo que el de acomodai·se a una cierta tradición por la que el teologado solía funcionar en la misma residencia del superior mayor (desde el P. Baltasar de Savellá el comisario moraba en Tulcán). Tal vez obedeció a una razón ni económica ni de respeto a la tradición. Angel de Villava, elegido primer asistente (capítulo de diciembre del 92) renunció a su segundo guardianato en Túquerres (junio de 93) por haberle pai·ecido adve1-tir ciertas envidias, que dejó colgadas con su éxodo a Tulcán. ACTIVIDAD DE LA CUSTODIA Probablemente antes de emprender la marcha se había proyectado una gran expedición que le mantendría lejos de sus discípulos casi medio año. Y en Tulcán no había de faltarle un buen suplente. Regresa a Túquen:es el día 2 de julio. Invierte casi todo el mes en preparar la gran Misión del Caquetá. Paii;e el 27 de dicho mes con el sacerdote inglés, Dr. Collins, con el P. Francisco de Ibana y con el negrito Eduardo, terciario capuchino. De aquella empresa nació la Prefectura del Caquetá. Dio cuenta el P. Villava en el relato que publicó en Bai·celona, como obra anónima, el año 1895 con el título de "Una Visita al Caquetá"; son 74 páginas en cum-to menor. 53
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