BCCCAP000000000000000000000207

CAPITULO 11 MOVIMIENTO COOPERATIVISTA Desde las primeras fundaciones en Ibarra y Tulcán, mostraron los religiosos capuchinos interés singular por el hombre ecuatoriano como sujeto de elevación religiosa, cultural y social: catequesis, asociaciones religiosas, colegios de primaria, academias de corte y confección, clases de hogar. Más tardíamente, al decaer las misiones populares y sentirse cada uno con un mayor afincamiento en su residencia respectiva, un nuevo dinamismo impulsa a las fraternidades: cursillos de cristiandad, cursillos bíblicos (estimulados por las lecciones magistrales de P. Felipe de Fuenterrabía), grupos comprometidos en comunidades de base; y cuando lo exigen las circunstancias, el cooperativismo de iniciativa privada. Aunque solamente se haga especial referencia a algunas de sus manifestaciones, conviene recordar lo ya escrito sobre la transformación del colegio de secundaria "Guillermo Rohde" en "Cooperativa de Servicio Educacionales" y el "Liceo Santa Ana" en "Sociedad de cuentas en participación"; la "Cooperativa de Crédito y Ahorro" establecida en San Miguel de los Bancos y que por las pocas referencias recibidas es una simple cooperativa de consumo; y las cooperativas de la vivienda, "Jesús del Gran Poder" y "Martín de Parres" en el Chota, efímeras, pero que reclamaron no poca atención, paciencia y diplomacia para ponerlas en funcionamiento. A) FRATERNIDAD DE SANTA ANA Cronológicamente, salvo pruebas en contrario, el primer impulso cooperativista partió de la parroquia de Santa Ana, en donde un sacerdote secular, allí hospedado, sugirió al P. Cándido Miquélez la idea de una "Cooperativa de Crédito y Ahorro", que organizó y dirigió durante un par de años. Desde 1970 a 1976 fue coordinador, asesor y 541

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz