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marca HONDA, sufragada con cierto donativo bancario, más los 20.000 sucres que le remitió el presidente Velasco Ibarra, más aportaciones del pueblo; la otra, donación gratuita, recibida de Ambato, y que había servido en algún campo de batalla alemán. No se especüica ni la potencia ni el servicio. La misma "Misión Andina", a solicitud del misionero Amunárriz, alumbró pozos de agua potable; pero una tras otra se iban averiando las bombas. De la pesquisa resultó que los mozos se habían ensañado en · ellas por temor a que las mozas dejarnn de bajar al río, que tan buena oportunidad les brindaba para cortejar. No se les puede culpar en cambio del fracaso de la potente bomba de riego, que dejó endeudado al pueblo de Carpuela (cooperativa "La Esperanza") en 700.000 sucres. Tampoco tuvo que ver con ello el P. Jesús, que promovió por su parte dos cooperativas de la vivienda, una en Carpuela "Jesús del Gran Poder" y otra en Juncal "San Martín de Parres", con fábrica de bloques en Carpuela y producción de 7 .000 unidades, que en parte se vendieron a gentes extrañas y en parte a los mismos socios. Ambas fracasaron; opina Amunán-iz que por su forzada ausencia en España, cuando tuvo que sufrir tres operaciones. El Banco, en el que los jefes de familia de Chota, Carpuela y Juncal venían depositando, semana a semana, sus cien sucres para la futura vivienda, no cumplió su compromiso. A cada cual se devolvió, con acta notarial, cuanto dinero había ingresado en su cuenta. IERAC, conforme en reemplazar al Banco, se retira al fracasar el proyecto Carpuela (124). Funciona en cambio la fábrica de ladrillos de Ambuquí por diligencias del P. Jesús, que hizo examinar la tierra rojiza de aquellas lomas a un ingeniero judío y analizar las muestras por un laboratorio oficial de Madrid. Al tercer mes de su estancia en el Chota (octubre, sin duda) le recogieron del suelo, no sé si sentado o desplomado; y en taxi, sufragado por los vecinos de Ambuquí, le llevaron al hospital de Ibarra: amebas, alimentación deficiente, exceso de fatiga. En esta primera época tenía que recorrerse 17 kmts. para celebrar misa, cada domingo, en Juncal, Carpuela y Ambuquí; el sábado, vespertina en Chota. Al cabo de 20 días le dieron de alta. Se retiró, temporalmente, a la residencia capuchina de Ibarra "enfermo y agotado", según el cronista. Y aprovechó las circunstancias para visitar a sus religiosas, de Natabuela, cuyas constituciones estaban esboz,ando, por encargo del señor obispo de Ibarra. 526

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