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quí, con un buen centro parroquial, espacioso, levantado en ladrillo, doble planta y galería, cara a la huerta que en fruta producía más de 7.000 sucres anuales. Decidióse sin embargo por compartir la choza del "formidable líder negro, profesor Salomón Chalá, padre de nueve hijos, en Chota; pueblo muy pobre", en tanto le preparaban vivienda propia los mingueros voluntarios. "No he querido casa de teja, sino choza de paja", por no desen– tonar de la arquitectura ambiente. "Si entre cinco o seis quieren hacerme una choza, Gracias! pero no la acepto. Si entre quince o veinte, Gracias! pero tampoco la acepto. Quiero que sea el pueblo". Y el pueblo se la preparó, no de barro y paja, por ser de mal ejemplo cuando a todos preocupaba el progreso, sino de ladrillo y teja, en la misma sacristía, cabe el Señor. Fue por enero del 70. Entre tanto, procuró aliviar la mísera situación de su huésped con el menguado sueldo que al cabo del primer mes comenzaron a pasarle de la cmia diocesana de Ibru.Ta. Uno de los hijos se había muerto de inanición y otro padecía de anemia. Guarda Amunárriz sentimiento de admiración por Salomón y Rebeca, que con heroicidad cristiana luchan por la supervivencia de su numerosa prole; y de gratitud profunda, por sus desvelos para hacer menos penosa la experiencia del P. Jesús. "Le repito que yo estoy decidido a continuar aquí toda la vida, pues nunca me he sentido tan centrado como ahora en mi vocación sacerdotal y capuchina". El clima, tan témido por las fiebres palúdicas, "para mi salud me resulta ideal". Tampoco le preocupa la cuestión alimenticia por ser muy conforme con su régimen naturista. "Si los negros se manifiestan muy contentos, yo lo estoy más que ellos (120). El custodio Langarica se muestra receloso. Teme, no se sabe qué. No quiere en modo alguno que Jesús de Fuenterrabía se comprometa con el obispo Silvia, pues que se le autorizó la entrada en el Chota sólo a título de experiencia. "Hecha la prueba, se estudiarán los resultados y se tomarán las medidas que se juzguen convenientes". Le echa en cara que haya admitido asignación ninguna del prelado y hasta parece pedirle cuentas de la inversión que hizo; pues que, amén de los sucres remitidos por la curia, tiene asignadas las oblaciones de los fieles y las primicias de las haciendas. "Insisto en que me huele a que se hace cargo de la parroquia. ¿ Qué le parece eso de vivir aislado de la comunidad? Aunque vaya alguna vez a vivir en Ibarra, cuando lo que hoy se pretende es trabajar en equipo, viviendo franciscanamente" (121). Parece que eso de los carismas no había aún soplado por Ecuador. 524