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D) EL CHOTA Constituye EL CHOTA, orográficamente, una de las grandes hoyas o despresiones interandinas, privilegiadas por su clima y por su ferti– lidad, salvo en su más profunda hendidura y en los imponentes taludes, formados por estéril cangagua (toba volcánica), de sus lindes laterales. Por el norte son límite San Gabriel (2.874 m.) y El Angel (3.100 m.); y por el sur, el nudo de Mojandacajas. Y en esta hoyR se cobijan la parte meridional de la provincia del Carchi y toda la provincia de Imbabura, separada de la anterior por los ríos Mira y Chota. En el abra que formó éste Último y en uno de los "valles andinos más secos y abrasadores", se concentró un grupo de negros africanos, fugados de los cargamentos que llegaban a las costas de Guayaquil (118). Formaron las poblaciones de Chota (1.536 111. s/n.m.), Juncal (1.646 id.), Carpuela y Chalguayaco en la provincia de Imbabura; y las de Concepción, San Vicente y Pusir Grande en la del Carchi, al N. O. de IbaI.Ta, en la ruta de Tulcán. Carpuela, con 1.200 habitantes y Juncal, con 900, son los asentamientos más poblados de negros; su capital, Ambuquí (residencia del teniente político) con sus 1.300 habitantes, está poblada por cholos y mestizos, no por negros ni mulatos, y habitan en casas de piedra o de bloques y teja, no en chozas de barro y paja, como sus vecinos. Durante la Última década, también el negro va mejorando su vivienda, a tono con un mayor bienestar general. Cuando en 1968 comenzó a visitarles desde Ibarra Jesús de FuenteI.Tabía, ni conocían más agua corriente que la del río ni otra luz que la del sol y las candilejas; vivían misérrimamente del cultivo de hortalizas, plátano rosado, hobos y papayas. Desde la realización del plan hidrográfico, que dirigió el ingeniero español Don Antonio Beltrán, por los años 76-78, la intensificación de la caña de azúcar (ingenio Tababuela) proporciona trabajo a los vecinos negros, excelentes macheteros y rudos cargadores. Se calculó en 120.000 toneladas la cosecha de caña para la zafra de 1980. Én 1969 se permite a Jesús de Fuenten-abía avecindarse temporal– mente entre los choteños. Parece le precedió fray Carlos de Caranqui, que comenzó su experiencia el 2 de agosto; pero no résistió el mes. "Esto no es para mí" -declara angustiado- . Por noviembre renunció al hábito, que tampoco era para él (119). Al presentarse en el Chota, reunidos los cabezas de familia propusieron al padre Amunárriz que, antes de fijar su residencia, recorriera los poblados y eligiera el emplazamiento. Le tentaba Ambu- 523

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