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con Feliciano y fray Antonio de Alsasua; Santa Elena confiada a P.B.; y Nanegal a J. Angel Múgica (61). Estos dos últimos se le habían anticipado en proyectos ambiciosos: pidieron al custodio provincial un autobús para el servicio escolar; una comunidad de religiosas cooperadoras y licencia para fundar un colegio agrícola y un taller o academia para la formación hogareña de la mujer. El obispo Muñoz Vega había prometido un vehículo y se había interesado por el establecimiento de una comunidad religiosa femenina (62). Disiente Feliciano de tanto optimismo. Solamente desea que no se les zancadillee (63). "Vivienda: cuartos mal olientes, cristales pintados de las ventanas, ni radio ni cocina, porque se las robaron; huerto abandonado. Las tierras compradas en 1954 para potreros de los caballos de los Padres, abandonadas. Reclamos ineficaces al Sr. Humberto Almeida" (C. G.). Desde el 6 de diciembre se comienza a pintar la casa por dentro y por fuera. "Adquirimos gratuitamente una cocina de gas, de cuatro fuegos, un horno y una licuadora". Mingas para poner en cultivo los potreros que Feliciano logró recuperar; otras para escombrar y labrar el huerto parroquial; otras mingas para empedrado del patio y mejora de caminos vecinales. Las Hermanas Carmencita y Fabiola de AMF cuidan del dispensario, en el que atiende dos veces por semana la doctora Mariana Novoa. Consigue de Cáritas generosa provisión de víveres para la zona: 124 quintales el mes de enero y 108 el mes siguiente. Fray Antonio "que es como una madre para todos", distribuye liberalmente lo que se va recibiendo, entre 60 familias indigentes. El tudelano, Alberto Ariza Remiro,, que se porta como genuino misionero seglar, contribuye a remediar las hambres con los fríjoles que siembra en el huerto parro– quial y con sus lecciones de poda a los campesinos. El plantó algunos frutales, de excelente rendimiento. Varios proyectos bullen en la mente de Feliciano: los, unos de promoción directa y los otros de recurso a los poderes públicos. Aguija al custodio Langarica para que comprometa formalmente a la curia archldiocesana mediante convenio firmado y envía solicitudes de socorro a Misereor y Adveniat (en donde conocían su firma)'y al Latin American Bureau, para que le ayuden a redimir de su miseria aquellos 20.000 habitantes (sic), católicos inmigrantes los más de ellos, alojados en ranchos de paja el 95%, aglomerados en promiscuidad, con salarios 497

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