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Responde Langarica que, cuando la Orden capuchina se hizo cargo de la parroquia de Gualea, apenas había tres núcleos de alguna entidad; dos padres vivían en comunidad y atendían esa extensa comarca. En 14 años transcurridos, los núcleos pasaban de 40, que irán recreciendo con las nuevas vías de acceso que atraen a los desforestadores, en busca de tierras de cultivo, y a las empresas madereras. "La custodia aceptó el apostolado de las parroquias; pero no pueden prescindir de que sus frailes vivan en comunidad". Propone estas dos soluciones: erigirse la zona en vicaría general, con parroquias servidas por sacerdotes diocesanos; o dotar a los religiosos que se destinen, al menos de dos carros (jeeps, camionetas) y de medios de subsistencia, por cuenta de la archidiócesis. Está convencido Langarica de que la curia diocesana se niega a crear una prefectura apostólica, dependiente de la Congregación de Propaganda Fide. Si se ha de atender desde la custodia, habrá que destinar por el momento a cinco padres, que pronto habrán de ser ocho, para remediar debidamente las necesidades pastorales (59). Por el mes de agosto, visita de dos religiosas de los Sagrados Corazones, que se dedican, con seis de sus alumnas, a practicar la catequesis en Tulipe, Gualea, Armenia y Santa Elena. Miguel de Arruazu acompaña a P. B.; y ambos se sienten afortunados cuando participan en sus campañas misionales del mes de septiembre de 1965 el director de la escuela seráfica, J. Antonio Recalde, y media docena de sus pupilos (C. G.). Por el mes de noviembre se presenta el padre custodio como auxiliar a sus órdenes; y por el mes de diciembre, continúan las charlas con proyecciones sobre los misterios del santo rosario. AÑOS 1966-1968.- Durante el mes de febrero del año de 1966 llegan a la zona nor– occidental de Pichincha dos religiosas lauritas con P. B. y dos misioneras AMF con P. J. Angel Múgica. Y por el mes de octubre irrumpe, como un torbellino, Feliciano Noain, ilusionado con aplicar a región tan abandonada sus experiencias tan resonantes de , Ja , misión de Aguarico (60). Emprende inmediatamente la restauración e higieniza– ción de la residencia de Gualea y la recuperación de los potreros parroquiales que detentaban familias extrañas. / J 1 ' Gualea, que estaba a punto de abandono, es adoptada definitiva– mente por la custodia capuchina de Ecuador. Por disposición archi– diocesana, queda distribuída la zona en tres parroquias: Pacto-Gualea 496
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