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tecer la capital de plátanos, papas, arroz, yuca, maíz, tomate y todo género de hortalizas; de vainilla, café y cacao y de maderas de cons– trucción tan valiosas como la balsa, el arrayán y el roble. Siete metros de tierra vegetal forman la capa de cultivo. No tardarían estos pueblos en elevar su nivel de vida, ni en remediarse consiguientemente de todas sus otras calamidades (46). Responde el señor presidente con 5.000 sucres para las obras sociales de Gualea (47), y con la orden de reanudar las obras viales. Señores de Quito, por sus particulares intereses, torpedeaban el proyecto de carretera desde la capital a Pacto y Gualea. Langarica y Viscarret promovieron juntas de vecinos, que nombraron sus comisiona– dos ante el gobierno y un "comité permanente pro carretera", del que fueron presidente y tesorero, respectivamente, sus sucesores en la parroquia, Lorenzo de Aspurz y Estanislao de Vidaurreta, obligados a promover y organizar mingas que colaborasen con los ingenieros del Estado. Bajo arcos de triunfo y entre el aplauso vibrante del pueblo, ordenado en dos filas, hace su entrada el nuevo párroco, Eusebio de Iturgoyen (17 de marzo de 1957) que apareció como recién salido de las manos del alfarero: barro de los pies a la cabeza, por su destajo de pico y pala en la tarea colectiva de la proyectada carretera. Por julio de 1957, cuando irrumpía la calzada desde Tandayapa a Nanegalito, se apresuraron los desterrados de Gualea (por "desterrado en las Galápagos" se tenía Vidaurreta, aunque su custodio Santos no estuviera de acuerdo) a recaudar limosnas para poder mercar un vehículo pastoral. En su campaña por Quito y Guayaquil, apañó fray Gabriel de Echauri 12.000 sucres ; los feligreses de Pacto dieron 900 en su fiesta del Pilar; Nanegal Grande, 1.400 por una celebración semejante; Nanegalito, 1.100 en la solemnidad de la Inmaculada, sufragada por los priostes. Menos entusiasmo suscitó en Gualea el sorteo de dos cámaras fotográficas. El 29 de noviembre se inaugura el tramo de carretera a Nanegal Grande; el 30, el de Santa Elena a Gualea, en Gualea Cruz; y el primero de diciembre se pagan al superior de Playas, Martín de Sesma, los 25.000 sucres en que tasó el jeep, con un año de servicio y en perfecto estado de salud. El 26 de junio del 58 entraba renqueante en la plaza de Gualea, ante el pasmo del vecindario. El 3 de julio se establecía el primer servicio regular de autobuses desde la capital. Y los días 25 a 27 de octubre de ese año 58 se celebraban las fiestas de la inauguración oficial de la carretera, con asistencia de autoridades y pueblo .de Gu¡:µea, Pacto , Pactoloma, Ingapi y El Progreso. El P. Apolinar, revestido de estola y de roquete, pronuncia, tras el rito de la bendición, un vibrante 489
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