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C) ZONA NOROCCIDENTAL DE PICHINCHA. GUALEA, SAN MIGUEL DE LOS BANCOS GUALEA Y SU ENTORNO.- "El estado de la vía.que conecta Quito con la zona noroccidental, específicamente con Nánegal y Nanegalito, es desastroso. Es una obra propia d~L siglo. 19, a la que no se le ha dado ningún mantenimiento. La extensa zona de por lo menos 160.000 hectáreas de tierras muy fértiles, no puede desplazar sus productos, porque los conductores de camiones y tanqueros no se arriesgan por esos caminos, que han sido escenarios de accidentes fatales, y de destrucción de vehículos" (36). Y esto escribe un periodista, uno de los que acompañaron al presidente de la república, el malogrado Jaime Roldós, en pleno curso del año 1981, cuando líneas regulares de buses y busetas comunican diariamente la capital con Gualea, Pacto, Nanegal, Santa Elena; cuando camiones y volquetas van desafiando barrancadas y trochas abruptas en sus batidas de explotación forestal. ¿Podrá achacarse a exageración cuanto nuestros misioneros de hace 30 y aun 20 años cuentan sobre sus andanzas misionales a lomos de caballo o a pie de lodazal? Por todo aquel ,p.eríodo, de los años 50 al 60, hasta jurídicamente viven en inseguridad, apenas respaldados por un convenio ad referendum, firmado el 9 de noviembre de 1951 por el cardenal arzobispo de Quito, Carlos María de la Torre y el provincial, Serafín de Tolosa, a tenor del cual la Orden capuchina se hacía cargo de la parroquia y sus anejos de Gualea "ad nutum Sanctae Sedis" (37). A petición del custodio, Ruperto de Arizaleta, concede la Santa Sede, mediante el padre general de la Orden, facultad de erigir residen– cia capuchina y para aceptar la parroquia de Gualea (38). Mas como la curia archidiocesana de Quito no llegaba a formalizar contrato alguno, se estuvo cavilando el año 1958 sobre la conveniencia de mudarse a Santo Domingo de los Colorados o de aceptar la invitación de Mons. Cándido Rada (salesiano de padres navarros), obispo de Guaranda. Fracasa el primer intento por negar su autorización la provincia de NCA, y el segundo, por ser de peores condiciones que Gualea (39). La vida en Gualea es dura y tensa: tensa fuera de casa, porque se camina con el alma en vilo por vericuetos que son peores que el pecado, según el cronista Miquélez-~ y tensa cuando las lluvias pertinaces les obligan a permanecer en una vivienda incómoda y precaria, al guiso repelente de una cocinera sucia y ladrona o de un postulante inhábil y haragán. "Hoy nos encontramos sin carne, ni huevos" (40). El 485
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