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maestro, Gabriel de Prats y su socio fray Buenaventura de Pupiales, no ordenado de presbítero por falta de edad. Recibió las órdenes sagradas el 13 de enero de 1889. Este mismo año se otorga escritura de compraventa, fechada el 26 de septiembre, por un lote de terreno en el lugar llamado Chaca, contiguo al convento de San Francisco, vendido por su propietaria, Rosa Guzmán, al Dr. D. Octavio Corella, como apoderado del señor general D. Vicente Fierro, que lo cede gratuitamente a los padres capuchinos para que puedan disponer de él a su voluntad, en el tiempo presente y en el por venir. Mide el solar 42 varas españolas de fondo, desde las tapias divisorias del convento y "la longitud encerrada de las tapias limítrofes con el predio del Sr. Coronel Agustín Fieno". Se pagaron a la dueña 160 sucres y se le entregó, a cambio de su casita de paja, otra de tapia y teja, en lugar tan distante que no llegara a perturbar con sus intenninables monólogos el silencio de las celdas conventuales (14). El Concejo Municipal asignó la cantidad de 40 sucres para un reloJ que los padres capuchinos proyectaban colocar al exte1ior del templo en construcción (15). DESTINO, ESMERALDAS Desde el año 1885 era superior mayor de la provincia capuchina de España el hasta entonces comisario apostólico Rvmo. P. Joaquín María de Llevaneras. Y a él se dirigió el obispo de Manabí, Mons. Pedro Schumacher, en su designio de evangelizar la región de Esmeraldas, hasta donde se extendía su jurisdicción episcopal: zona húmeda y calurosa, muy poco poblada a la sazón y menos apetecida. Sirvió de intermediario el Dr. Rubianes, vicario general de Portoviejo, comisiona– do a España con el fin de reclutar misioneros capuchinos. El día 22 de agosto de 1888 se recibía en Arenys un telegrama düigido al profesor de teología moral, P. Angel de Villava. Directamente, sin respetar protocolo con el superior del convento, que era además primer de– finidor, le ordenaba el provincial Llevaneras, presentarse en Fuente– nabía inmediatamente. El 23 tomaba el tren en Barcelona; el 24, a las siete de la tarde, llegaba a las puertas del convento capuchino de Amute. Sobre las nueve y cuarto aparecía el reverendísimo, que le notificaba sin más preámbulos su destino en ultramar. El día 25 le entrega el nombramiento de superior de la expedición y las letras obedienciales; y el mismo día, para las diociocho horas, llega a Burdeos con su hermano, fray Juan de Villava, con el padre Gaspar de Cebrones (diócesis de Astorga) y con fray Modesto de Castellón. Poco después se 44
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