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dad") y de nutrida corte clerical y laica. El mismo día de la inaugura– ción se comprometieron los hermanos y familiares de la insigne bien– hechora a levantar el templo en que radicará definitivamente la parroquia de la "Sagrada Familia" (30). Hasta el año 1969 continuó funcionando el "Guillermo Rohde" con ritmo pausado y nada impetuoso, aun cuando su externado subiera de 140 a 230 alumnos. Además del delegado de la custodia provincial, rector ejecutivo, y del director fiscal, Sr. Viteri, formaban el equipo docente nueve profesores seglares. A medida que recrecía el prestigio académico, parecieron aumentar los números rojos en su libro de cuentas, que la fraternidad tenía que ir borrando con los ingresos procedentes de su ministerio pastoral, amén de renunciar a sus emolu– mentos por las 40 horas semanales de clase en el colegio. Según datos del curso 67-68, los ingresos del centro por matrículas, pensiones, derechos de exámenes y becas sumaron 176.000 sucres; los gastos por sueldos del profesorado, 173.000; con los de mejoras y secretaría, 182.000. Déficit, no excesivo, de 6.000 sucres; pero minoso en fin. El balance del curso siguiente, 68-69, fue positivo, aunque no más que por 3.202 sucres y a costa de ahorrar gastos que en tales instituciones suelen ser inexcusable (31). Se iniciaron exploraciones con los Hermanos del Sagrado Corazón para entregarles en usufructo, durante 25 años, los dos colegios de Guayaquil y uno en Coca; pero el custodio Langarica juzgó deslealtad confiarles el colegio Rohde, con saldo deudor, por escasez de alumnos en los cursos superiores e inestabilidad en los inferiores. Y respecto del colegio de primaria, pensó que podría concedérseles la dirección, mas no la gestión administrativa, que parece reclamaban los Hermanos corazonistas; porque dependía de la SBS. Confía Santos Langarica, tras sus parlamentos con el Hno. Julián Gómez Montoya, superior provincial residente en Madrid, llegar a un acuerdo para tiempo de diez años. J. A. Recalde, en respuesta a consulta de Langarica, sugiere que lo importante no estriba en la congregación o instituto religioso que haya de hacerse cargo; que bien pudiera ofrecerse (e insiste en que no deje de hacerlo) a un equipo de profesores de Acción Católica. Todo, excepto el colegio de Coca, se redujo, pese a las fuertes presiones de algunos capuchinos de la custodia ecuatoriana, a simples escarceos diplomáticos (32). Tras los fracasados intentos de fuga y abandono , se delega la dirección del "Guillermo Rohde" (afi.o 1969) en Néstor Zubeldía, 445

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