BCCCAP000000000000000000000207
Afortunadamente, Angel (Pedro) Oroz de Murieta, bien rodri– gonado por Angel Chocarro, continúa al frente de su obra educacional sin vacilaciones, con cachaza (aparente) un tanto cazurra, y con pleno éxito que acaba por reconocer, sin reticencias, la crónica oficiosa (ya que no oficial) de la revista "Fraternidad"; en ella se elogia su labor coordinadora entre el profesorado, sus afanes por formar religiosa– mente a sus 300 alumnos y hasta sus habilidades como pintor de brocha gorda y ebanista de escoplo, en el adecentamiento de los locales (57). Expresiones de encomio nuevamente para Angel Oroz por su labor pedagógica, al frente del colegio "San Francisco" desbordado por sus 300 alumnos; y sugerencia de mejoras estructurales cuando se proyecte la remodelación de la iglesia (58): simples sueños que, como pesadilla rechazan los miembros de la comisión, empeñados en liberar a la viceprovincia de sus bienes raíces por mor de la socialización (59). Presencia evangélica.- Uno de los apologistas de la residencia de Portoviejo califica su fundación como de las "más auténticamente capuchinas", según puede colegirse de su crónica conventual. "Se comenzó sin casa propia, sin iglesia, aunque con la obligación de atender dos iglesias. Los hermanos sufrieron las inclemencias de los inviernos y de los caminos como en ninguna parte". Con el tiempo ha llegado a ser refugio del clero provincial (predicaciones, confesiones, funerales, asistencia a enfermos, sustitucio– nes de los párrocos, asesoramiento) y alivio de la ciudad (hospital, sacramentos, curso bíblico, colegio). A la fraternidad capuchina recurren los señores obispos Nicanor Carlos Gavilanes y su sucesor Luis Alfredo Carvajal para esplendor de sus pontificales y gobierno de la casa y hasta de la diócesis (Apolinar de Tafalla, secretario del obispo Gavilanes; Serafín de Lezáun y Enrique Sanz, provicarios diocesanos). Los párrocos de La Merced (Hans Fischer), de Picoasa (Andrés Kysmann), de San Plácido (Tarquina Cedeño), de Montechristi (Emilio Palcic) de Calceta (Wenceslao Rikaveck) y todos otros párrocos o no párrocos sin temor pueden ausentarse para atender otros apremios (como ejercicios espirituales, enfermedad), porque no ha de fallar el sustituto. No son raras las suplencias parroquiales por un mes entero, como la de Francisco Ostériz en Junín. 420
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz