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Desde 1970 pelea por la subsistencia del coelgio bilingüe "San Francisco de Asís" su nuevo director (inamovible hasta el presente) Angel Oroz de Murieta, que consulta con un abogado soluciones que, sin arriesgar la continuidad de la escuela, satisfagan a los jerarcas de la viceprovincia, empeñados en librarse de su gestión directa. Monseñor Luis Carvajal, obispo titular desde 1967 (27 de febrero), le ha manifestado reiteradamente su voluntad de que no se abandone la actual fundación de Portoviejo, ni por razón de atender otro barrio rriás pobre y desangelado; y que está conforme en ceder terremos de la curia sobre los que levantar nuevas aulas, que terminen con la babel reinante en las horas de clase. El colegio podría funcionar en forma de cooperativa, de sociedad de bienes en participación o de simple asociación; con ella podría firmar convenio la Orden capuchina por el arrendamiento de locales y respecto a garantizar la enseñanza religiosa cristiana. Nuestra presencia en Portoviejo ha creado un ambiente de gran simpatía entre el pueblo y el clero, que continuamente recurre a dicha fraternidad por razones ministeriales o simplemente convivenciales. Se extraña no poco Angel Oroz de la remolonería de la "comisión de fraternidad" y de la oposición de los ecónomos reunidos en Quito a sus planes estructurales, cuando la de Portoviejo está en primera línea entre todas las fraternidades por su aportación financiera: 20.000 a la de Pifo, por el carro que se le intercambió; 30.000 al vice– provincial para viajes de los frailes; 8.000 por cuotas. "Consta en el presupuesto como ayuda de la fraternidad, 40.000 sucres" (50). Explícase, si no la oposición, la actitud reservona de la comisión de economía, por la amplitud del proyecto que presentó la fraternidad de Portoviejo: iglesia nueva, sobre la cual se levantarían las aulas, puesto que la catedral vieja está condenada a demolición. Mons. Carvajal, tan de acuerdo, que está dispuesto a ceder terrenos de la curia. Presupuesto de obra, un millón de sucres. Los 100.000 primeros podrían obtenerse con la venta de la casa donada por la señora Camila Huerta Zambrano (E 20 de junio de 1969), viuda de Moreno Polo (51). Del resto de la financiación responden los firmantes del proyecto, con el registro de cuentas a la vista. No tarda en realizarse la primera de las condiciones previstas: en sesión de 25 de agosto de 1970 acuerda el municipio de Portoviejo el derribo de la vieja catedral que amenaza ruina. Días después, el 10 de septiembre, se presenta la "comisión de vida capuchina", formada por J. A. Múgica, J. A. Recalde y Javier 418

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