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policial y según otros por su personal indisciplina), asaltó la guarnición, arrastró por las calles a su jefe y lo asesinó brutalmente. En la refriega hubo siete muertos y buena porción de heridos. Se entrega la casa el 27 de febrero de 1960; quedaba pendiente de obra el embaldosado y el encalado interior, que completán Juan de Unciti, Miquélez y Lazcano. Desde el 26 de enero habían vuelto a hospedarse en palacio, por inhabitabilidad de la casita de madera. "Tanto la hermana (del señor obispo, Pastora Gavilanes) como la sobrina, se desviven por nosotros -acentúa el cronista-. El señor obispo tiene toda clase de atenciones con nosotros. El personalmente nos instaló la refrigeradora y la radio" (Crónica Pt.). Mediante el ingeniero Aníbal Proaño presenta Miquélez sucesivas reclamaciones (25 de abril, 14 de mayo, 15 de junio de 1960) a la empresa MENA ATLAS por la vileza del material empleado: madera verde en el piso, con merma inmediata y progresiva (que todavía espera reparación) y material deleznable en tuberías, que hubieron de ser sustituídas. Exige el ingeniero Proaño 16.000 sucres de indemniza– ción (38). Durante este año 1960 pasaron por la casa nueva los Padres Venancio de Huarte Araquil y Diego de Abáigar (marzo), en ausencia del P. Vadaurreta, que regresó muy satisfecho (mes de junio) de la intervención del Dr. Barraquer en su clínica bogotana. Se incorporó finalmente Gabriel de Azqueta. Se bendijo y se inauguró oficialmente la empinada " palomera" el 30 de octubre; hasta siete personas pueden acomodarse holgadamente. Y al día siguiente, 31 de octubre de 1960, el comité pro construcción del convento impuso al P. Cándido Miquélez la medalla de oro de la ciudad. Doble rr.érito (sin omitir su labor evangélica compartida) le hicieron acreedor a aquella distinción: la empinada vivienda conventual y las reparaciones en la catedral vieja, aguantada por columnas de madera sobre tierra batida; pavimentó el suelo, reforzó las columnas, empañetó los hastiales y defendió el recinto, mediante redes metálicas en las ventanas, contra la invasión de los murciélagos (39). 411