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de diez años (32). Estructura: plinto de cimentación, columnas y vigas de hormigón armado; amarre metálico; paredes de mampostería y arcilla, ladrillo o bloques de cemento; suelo de piso alto, de suche, alcanfor o madera similar, sin pulir; tablazón machihembrada; cepilladas ambas caras de las duelas (33). Se anunció la iniciación de las obras para el 6 de febrero. El día 11 era destinado a Portoviejo fray Juan de Unciti, técnico de la paleta y de la alforja. Y el 20 se entrevista Cándido Miquélez en Manta con el presidente de la república, Camilo Ponce Enríquez, que le promete 20.000 sucres de ayuda estatal (Crónica). Mientras los alarifes repellan desde sus andamios y Unciti recorre los fundos de Manabí, en fase mendicante, multiplican Miquélez y Lazcano su actividad pastoral en triduos, quinarios, quincenarios, tricenarios, por las solemnidades de Pascua Florida, de san Antonio, el Carmen, Montserrat, san Cayetano, san Roque y san Rafael en Chara– potó, Portoviejo, Junín, Picoaza, Calderón, Jaramijó, Colón. . . y celebran muchas misas cantadas en la catedral vieja. Dos días dedican los devotos y devotas a la onomástica del superior Cándido, y una llamada "hora social", con felicitaciones en prosa, en verso y en melismas. El "Consejo Provincial de la Orden en Ecuador" autoriza, en 27 de mayo, un empréstito de 350.000 sucres con el banco "La Previsora", para sufragar la obra de Portoviejo (34). Objeta el ministro provincial P. Florencia que los planos no llevan firma de arquitecto; que tampoco se indica si los almacenes o tiendas están al servicio directo de los religiosos; y que no entendía la autorización que se deseaba recabar de Roma para contraer una deuda de 300.000 sucres, cuando para el mismo objeto de la vivienda en Portoviejo se había concedido en 18 de enero licencia para pedir un préstamo por 600.000 sucres (35). El banco "La Previsora" concede un crédito de 325.000 sucres, amortizables en 10 años, a partir del 1 de julio de 1959, mediante dividendos semestrales de 27 .196 sucres, con garantía del inmueble y construcciones propios de la Orden capuchina en Portoviejo (36). A los diez años quedó cancelada la deuda, según lo estipulado (37). Con bastante exactitud cumple la empresa constructora los plazos prefijados, aunque se sucedieran en la ciudad no pocas turbulencias a partir de 28 de junio, en que el pueblo, irritado contra el comandante militar de la plaza, Galo Quevedo (según unos por su rigor 410
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