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En carta al ministro provincial Florencia de Artavia comenta el custodio Serafín de Lezáun que la fundación de Portoviejo fue tan atropellada al menos como la de Ejea de los Caballeros. Los padres al servicio de la catedral vieja y de la capilla de la nueva, heroicos mona– guillos del obispo y de sus cuatro canónigos. "Están viviendo en una covacha de sólo tres cuartuchos, sin un contrato preciso, como en Ejea; mal comidos, "sin percibir un centavo" por su servicio de "canónigos honorarios" en las funciones episcopales. Han trabajado mucho y a satisfacción de S. E., que no se siente ya tan apremiado, merced a la llegada de los diez sacerdotes de la "Misión de los Ríos". Propone Serafín cambiar Portoviejo por Cuenca, cuyo arzobispo nos invita con tantas veras (23). Cándido Miquélez de Lizarraga, superior local desde el mes de marzo, después de ponderar las "pésimas condiciones" de vivienda en Portoviejo, almuerzo en un comedor público y trabajo abrumador mal compensado, propone, con su colega Máximo de Arruazu, que si S. E. no se pliega a las últimas condiciones formuladas por el custodio, se abandone la fundación proyectada. Y remacha el P. Serafín, que aun cuando admita el señor obispo sus contrapropuestas, tiene que renunciarse, porque no habrá manera de amortizar los 700.000 sucres que exige la construcción de la nueva vivienda, más los que hayan de invertirse en la reparación de la catedral vieja, inexcusable por las condiciones del convenio y de la pésima estructura del edificio (24). Acepta el señor obispo, de acuerdo con su cabildo, la cesión útil de los 60 metros de patio, aunque se reserva la propiedad; asimismo la fusión administrativa de ambas economías, iglesia y fraternidad capuchina. Autoriza la construcción de un nuevo templo, que será de propiedad de la Orden, una vez establecida en Portoviejo. Se mantiene el compromiso de los capuchinos con la catedral nueva, en tanto no se nombre sacerdote secular; y el de acompañar a S. E. en las funciones prelaticias, cuando no pueda disponer de otros asistentes. En la catedral vieja podrá actuar el señor obispo a fuer de huésped de la fraternidad. Las imágenes de la catedral vieja habrán de pasar a la nueva. Pide la curia diocesana que se comprometa la custodia capuchina a mantener en su comunidad de Portoviejo al menos cuatro sacer– dotes (25). Jerarquías de la Orden y de fuera de ella parecieron alarmarse ante la amenaza de abandono. El nuncio Mons. Opilio Rossi mostró su personal preocupación por semejante medida, "que podría también producir descontento para la Santa Sede". el mismo Santo Padre se había interesado por el envío de sacerdotes al norte de la provincia, 407
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