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Comenta el custodio Egüés que el señor obispo de Portoviejo "firmó el contrato sin resollar"; que lo llevó a su casa para estampar el sello y que lo devolverá con P. Apolinar cuando el día 13 de junio pase por Quito a sus compromisos misionales en Colombia (8). Fecha fundacional de Portoviejo puede considerarse la de 17 de octubre de 1955, la de regreso de P. APOLINAR DE TAFALLA, como delegado custodia! para poner en marcha el convenio de 2 de junio y el rescripto de la Sagrada Congregación de Religiosos. Vuelve a hospedars~ como antaño, en el palacio episcopal. Por la tarde de aquel día, el Rvdo. Juan Fischer, párroco de La Merced, le traslada a Colón, para iniciar la novena de San Rafael en la iglesia levantada por la expedición capuchina del siglo XIX. En fechas sucesivas, triduo de Cristo Rey y novena de Nuestra Sra. de Montserrat, en Montecristi, sermón de la Virgen en Colón, triduo de la Inmaculada en la catedral vieja, triduo de Hijas de María en Riochico, misas en las catedrales vieja y nueva y en la parroquia de La Merced, paraliturgias vespertinas en la catedral nueva y primeras comuniones. "Día 31 (diciembre) en AREA 005 llegan el custodio Santos de Egüés y mi compañero de fundación Gregario de Abárzuza" (9). El día primero de enero de 1956 entrega las llaves de la catedral vieja su párroco ecónomo, P. Tarquina Cedeño. Y el día 9 bendice S. E. la casita que había hecho levantar cabe la catedral nueva y cuyas llaves había entregado el último día del año 55. Edificio de planta baja, tres habitaciones, cocina, sanitarios sin ducha, armazón de madera. En su interior, calor asfixiante día y noche. El "comité pro capuchinos" donó los catres y vajilla para tres personas. Desde aquella incómoda mansión, a horas tenebrosas del alba y del anochecido, atravesaba la ciudad el padre de turno (generalmente Apolinar Taf.), linterna en mano, por calles enlodadas en invierno y desérticamente polvorientas en verano, para prestar sus servicios religiosos en la catedral vieja, mientras su compañero (Gregario) alimentaba el culto en la nueva. Apolinar agradece fervorosamente, en una de sus cartas, al custodio Egüés, las botas altas, con las que no teme desafiar los fangales (10). Desde el día 15 de enero se sienten los dos robinsones capaces de guisarse la cena; el almuerzo, desde "Salón Portoviejo" a cuenta, el primer mes, del comité pro capuchinos. el diario LA NACION de Guayaquil registra (23 de enero de 1956) la primera impresión de su corresponsal en Portoviejo, 403
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