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Consta su proyecto de 21 cláusulas, para cuya realización se requieren unos 3.000 dólares o 75.000 sucres. Lo presentan al consejo viceprovincial (Ramírez, J . Antonio Oroquieta, J. A. Recalde, Luis Fuertes; Félix Espoz en España), que lo da por bueno y lo remite al definidor general, Fr. Clovis Frainer. Se necesita una planta eléctrica para proyecciones, pues de los ocho recintos siete carecen de luz eléctrica; hay que adquirir material catequístico, 300 biblias, cierta holgura económica para los cursillos de formación. Sobre la pantalla de fondo, la imagen socio económica de Ecuador: 64%, población rural; el 40% de las tierras en manos del uno por ciento de los pobladores; jornales que apenas alcanzan los 1.000 sucres al mes; solamente un 7% de los médicos les atienden, porque el 93% prefieren vivir en la ciudad; 97% de las familias ecuatorianas sin servicios higiénicos ; 93% sin luz eléctrica ; 85% sin agua corriente; 79% analfabetos (creo que hoy estos porcentajes quedan reducidos a la mitad). En la zona de Playas de Villamil, costera, rural y de pesca, con unos 20.000 habitantes en 400 kmts. cuadrados : se carece de agua potable y de servicio permanente de luz (en los recintos, ni instalación, salvo en uno); se compra el agua potable y no potable (de riego); región muy seca, de ocho meses sin lluvia; y cuando descarga, es torrencial. Sin hospital; solamente un subcentro de salud. Pertenece a la archidiócesis de Guayaquil, que, con su 1.200.000 habitantes, no puede presentar sino cinco sacerdotes nativos. Crasa ignorancia religiosa. Imprescindible la formación de líderes evangelizadores, de catequistas comprometidos (52). Todo lo cual ratifica J. A. Múgica en carta al P. Weranfried van Straaten, Roma, al que pondera las malas comunicaciones con los recintos, que difícil– mente pueden visitarse durante los cuatro meses de lluvias ; la pobreza de sus habitantes por la falta de cultivos; y la mortandad de la ganadería en las épocas de sequedad desértica, que se repiten cada cinco años; la emigración consiguiente de sus pobladores; la embriaguez como alivio de su pobreza; los frecuentes concubinatos; la religión que se dispara en procesiones y fiestas patronales. A continuación se desmelena en alabanzas de las misioneras AMF, auténticas diaconisas. Y pide para su proyecto de líderes catequistas 200 dólares mensuales, por total carencia de recursos, con que fomentar un proyecto tan urgente en su comarca. Santiago Ramírez se adhiere cordialmente a la solicitud de J. A. Múgica, en carta aneja de 21 de enero de 1974. 366

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