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Un día del mes de enero de 1955 (21) bendice la primera piedra Mons. César Antonio Mosquera, arzobispo de Guayaquil. Momento oportuno, de la hoch saison, en que los católicos invernantes sabrán cumplir como buenos. A los apellidos ya mencionados habrá que añadir, como de bienhechores de la primera hora, a don Juan Cueto, dueño de una ferretería y a don Carlos Pol, director de los Laboratorios O. M. de Bogotá, españoles ambos y protectores eficaces de la fraternidad desde su encuentro en Villamil con J. M. de Arraiz. De enero a mayo, máximo despliegue "pro aris et focis", por la difusión de la fe y por las obras parroquiales. El día mismo de la bendición de la primera piedra, distribuye Martín de Sesma dos hojas: en la una se ruega a los fieles contribuyan a la construcción de su nueva parroquia; en la otra, se pondera el prestigio que ha dado a Playas el colegio "San Francisco" y el déficit ruinoso con que cierra cada ejercicio. Cinco profesores encargados de todos los cursos de primaria, bien merecen su salario. Y los alumnos apenas sufragan 20 sucres mensuales cada uno. Se organizan tómbolas y bazares, veladas teatrales, desfile de modas en el Humboldt (24 de marzo) hasta alcanzar 66.000 sucres. Las sesiones de cine parroquial (máquina regalada por la Srta. Mercedes Morla) rinde al cabo de un par de años entre 25 y 30.000 sucres. Colectas en las misas dominicales (iglesita repleta de feligreses); cuestación de A. Rodríguez por las calles, alcancía en ristre; 1.500 sucres con que premia Mons. Mosquera al Padre Martín por su labor durante la visita pastoral. En visita del provincial Ricardo de Lizaso autoriza la compra del terreno inmediato a la iglesia nueva, con el fin de que pueda prolongarse otro tramo. El 25 de septiembre de 1955 bendición de la media iglesia construída; colecta, 8.000 sucres (22). A mediados de julio J. M. de Arraiz destinado a !barra, como director del seminario seráfico. Luis de Viscarret, que le sustituye en la fraternidad, prefiere la labor misional en los recintos a la docencia en la academia militar. Predica en El Morro, Engabao y algún otro recinto, novena y fiesta patronal de San Jacinto. Desazonado, porque la procesión, con que culminan las liturgias del último día, fue en alguno de esos villorríos, "propia de cafres africanos", vencidos del alcohol (23). En los casos sin enmienda, no habrá predicador que acepte tales compromisos. Por junio de 1956 parte Martín de Sesma a Cali (Colombia) en compañía del custodio Santos y de otros cuatro religiosos, con el noble fin de predicar misiones intensas y con la esperanza (que pudiera 352 .
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