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distribución interna, higiénicos, cocina y comedor, habitación adosada a la capilla, relleno del patio (superficie de todo el solar, casa y capilla, 540 metros cuadrados); muro de contención contra el estero, empalizada de cañas, glorieta, lavadero, armario de iglesia... Desde el 26 de marzo se acomodan en el nuevo albergue Rodolfo, Ramón y un posible candidato que no se nombra. Y desde el día 7 de abril de 1977, agua potable a domicilio. Vida dura, austera; pero envidiable, según el cronista (Rodolfo ), por su inmersión humana y evangélica en un mundo de marginados (51). Colaboraron un tiempo con Erburu otros elementos jóvenes, Padre Ildefonso Gordillo y Padre Angel Legarrea. Y en ausencia de Rodolfo, José Antonio Recalde. Echegaray cifraba tales esperanzas en la "casa de acogida" que no dudó en proponer al ministro provincial, J. Miguel Mendía, el cierre de alguna otra (residencia o convento) a fin de prestar mayor atención al problema vocacional, desde este nuevo estilo de fraternidad. Mendía, previa consulta con los religiosos ecuatorianos, le hizo desistir, muy a su pesar, de aquel método de simplificación (52). Al cabo de seis meses de levantada la " casa de acogida", los pocos aspirantes que "golpearon a sus puertas" (cronista), pasaron a la residencia de Playas y posteriormente al noviciado de Pifo, al cual quedó incardinado Erburu en el capítulo viceprovincial de 1979. Tres de esos muchachos, José Muñoz, Luis Carrillo y Marino Cañar; vestían el hábito de novicios un domingo, 27 de abril de 1980, en solemnísima liturgia eucarística. Primeros candidatos desde el año de 1967. Hoy son ya profesos clérigos, que han encendido en la viceprovincia de Ecuador ilusiones de perennidad vocacional capuchina (53). ' Quedó la casa de Alcedo encomendada a dos muchachos de la "Casa de la Juventud", comprometidos a organizar asambleas cristianas con las gentes del barrio por lo menos una vez a la semana. Desde Santa Ana tmo de los Padres se desplazaba en donlingos alternantes para atender este sector marginado. En la actualidad ocupa la casita el profesor LOOR, que no sólo atiende la catequesis y la formación religiosa de cuantos se presten a oírle y a animar las reuniones con sus cantos y sus preces, sino que, en las horas libres de clase, procura indagar la situación de sus convecinos para buscar y recabar el remedio oportuno. Hoy por la juventud y espíritu de entrega de uno de los coadjutores de la fraternidad de Santa Ana, José Ramón Hernaiz, tiene el barrio de Alcedo garantizada la asistencia espiritual, sin contar las urgencias, todos los domingos del año (54). 338

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