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calle San Francisco), en fecha que nadie especifica y que debió de ser· mediado el año 1974. Al proponer la renovación del contrato el nuevo viceprovincial, Ramón Echegaray (elegido el 30 de enero de 1976 por la sexta asamblea anual), se niega el dueño de la finca a prorrogar el arrenda– miento. Por otra parte, los dirigentes de IAP y de la parroquia de La Concepción, J. M. Irure, Vicente Echarte y Félix Espoz, le niegan la entrada en la casa grande (19 de febrero de 1976). Echegaray se pega al edificio El Jordán, que las misioneras AMF han determinado cambiar por las chozas de Cochapamba (faldas del Pichincha, sin luz ni agua corriente ni otro servicio higiénico ni urbano); y se compromete a reintegrar al comité "Jordán" y a las misioneras AMF el capital invertido en la construcción más el 12% de interés por los ocho años que tiene de existencia el edificio (116). Durante el mes de marzo la gua1·ida se refugia en Pifo, desde donde se traslada, el día primero de abril, fray Pedro Elizalde al edificio "Jordán", ya desalojado; en cuatro días habilita con material pre– fabricado (tablex y contrachapeado) los compartimentos más necesarios y monta los camastros de madera. Desde esa fecha hasta el 27 de septiembre del mismo año 76 fijan su residencia en arriendo los curiales, a los que poco a poco y a lo largo de los meses se les fueron agregando otros "desertores" de la casa grande. En la revista "Fraternidad" (n. 22, p. 21) se elogia merecidamente la obra de artesanía que fue realizando en el "Jordán" José Ramón Hernaiz, al que agradezco datos bien precisos respecto de las andanzas de la "guarida". La curia viceprovincial se reintegra a la casa grande de Quito el día 30 de septiembre, sin haber llevado a efecto la compra del "Jordán". Y Ramón Echegaray se apresura a liquidar unos solares y unas construc– ciones que se le antojan antitestimonio, por considerarlos bienes superfluos y baldíos; y a eliminar algunas instituciones (dentro y fuera de Quito) por falta de personal adecuado. Se entrega a la archidiócesis la parroquia de La Concepción, sin reclamar indemnización alguna de las fuertes inversiones que en su estructura y ornamentación había hecho la fraternidad de padres capuchinos (resolución definitoria! , Quito 27 de octubre de 1977). Y no solamente se renuncia á toda compensación, sino que a tenor del acuerdo firmado en 14 de febrero de 1978, entre Mons. Antonio González, obispo auxiliar, y el viceprovincial Ramón Echegaray, se declara: que la dicha curia metropolitana es propietaria no sólo de la parroquia de La Concepción, sino de la franja que le rodea por S. y W. (jardín actual y unos 20 metros de profundidad desde la pared de la iglesia hacia la huerta); que la Orden capuchina es dueña del edificio de 297

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