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fraternidad. Quedaba aún de libre disposición 9.000 metros cuadrados, que con su colegio, piscina, patio y jardines estaba valorado en 7.213.295 sucres, con que S. Ramírez cavila obsequiar a alguna con– gregación (o cooperativa) dedicada a la enseñanza, destino silenciado por el momento. Accede el definitorio provincial de NCA a la venta propuesta, "salvados los derechos que pueda tener el Aguarico" (92). Bueno será recordar al efecto que la Misión de Oriente había vuelto a independizarse de la custodia: por 27 votos a favor y 18 en contra entre los religiosos de ésta y seis a favor y dos en contra entre los de la Misión, se aprobó la separación jurídica de ambas entidades. Santos de Egüés fue el único que desempeñó a un tiempo los cargos de custodio y de superior regular. El experimento apenas había durado tres años. Langarica envía los resultados de la consulta al provincial Aurelio Laita, que los retrasmite a la curia general en Roma. El definitorio acepta la voluntad de la mayoría, mas no sin reticen– cias: "Lamentamos -acota el Rvmo. Clen. de Vlisingen- que se vuelva a la separación, pues seguimos creyendo que... la unión a la larga sería muy ventajosa para la Custodia y para la Misión". "Se hará saber a los religiosos -advierte el definidor general Florencia de Artavia- que eso disgusta mucho al definitorio general, por estar contra la tendencia unionista de la Iglesia. . . Queda aquí la esperanza de que en el futuro pidan la unión" (93). El P. Labaca renuncia a la prefectura del Aguarico y el que fuera superior regular, Santos de Egüés, le sucede en el cargo, con su nombre de pila, Jesús Langarica, por decreto de 11 de junio de 1970, librado por la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Y antes de que el viceprovincial Santiago Ramírez iniciase sus diligencias para enajenar el "San Lorenzo de Brindis", le advierte que sin su consentimiento ni puede poner un ladrillo ni firmar un arriendo; porque cuando el P. Beizama era custodio había concedido a la Misión del Aguarico, por su apoyo a la obra, dependencias destinadas al prefecto, a la procura y a la mercancía almacenada (94). Crúzanse, desde estas fechas, entre prefecto y viceprovincial, floretazos ni mal intencionados ni totalmente ingenuos, sobre quién puso el ladrillo hierro y cemento, cuyos fueron los bienhechores, si de la custodia o de la misión, qué derechos podían alegarse o recusarse. Se cierran las discusiones con la entrega de 370.000 sucres a la prefec– tura apostólica del Aguarico, importe calculado del material que se empleó en el "San Lorenzo de Brindis" por gestiones de la procura misional, como para "casa de recuperación y de reposo de sus misione– ros", deducido el importe del solar que ofrece la viceprovincia en la 290
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