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Razona R. Echegaray ser "un absurdo tener nosotros esta iglesia (La Florida) en propiedad en un sector que está llamado a constituirse en parroquia". Ni los ideales ni los proyectos de la archidiócesis de Quito deben de coincidir con los del viceprovincial, porque hasta el presente bien se está la capilla de La Florida sin alcanzar el rango de pa1Toquia y los dos mil metros de dicho solar sin recibir ladrillo ni teja. El definitorio provincial de NCA sancionó dicha permuta en sesión de lro. de mayo de 1978. Sobre el nuevo terreno, el que entregó la curia archidiocesana en el lugar llamado "Cementerio" se levantará la nueva casa viceprovincial (76). Liquidación solariega.- El terreno sobre el cual habían reconstruído los capuchinos la iglesia parroquial y la destartalada aneja vivienda cural y aquellos otros solares sobre los que, con tan sudorosos afanes, había logrado el P. Labaca levantar el oportuno y espléndido "San Lorenzo de Brindis", edificio digno de mejor suerte, más la huerta y patio que escalban el altozano de Chaupicruz, continuaron por otros quince años, pese a las reclamaciones del custodio y a las reiteradas promesas del cardenal de Quito, como bienes raíces de la curia diocesana. Esta los había recibido de doña Concepción Corral, a tenor del documento certificado por don Femando Avilés Flores, notario público, el 29 de noviembre de 1920 (Notaría 4a. del Cantón 5o. de Quito). Eran parte de su fundo de Chaupicruz, en la parroquia de Cotocollao: potreros y chacras con sus chozas de barro y follaje, albergue de los indios shiris o caras. Generosa– mente se desprendía la ilustre dama de un lote de su pertenencia, valorado a la sazón en 1.000 sucres, para que la diócesis levantara un templo, con su casa parroquial y su escuela católica. Si en término de diez años no se construía la parroquia y si en cualquier momento el Estado intentaba privar de su patrimonio a la parroquia, debería tenerse la donación por no hecha (77). Y como propietaria continuó la curia archidiocesana, aunque no se cumpliera la cláusula fundamental ni en diez ni en 20 aüos y en esta calidad se mantuvo hasta que un 12 de mayo de 1967 el custodio Langarica se aventuró a reclamar, respetuosa– mente, aquel predio, en atención a los muchos servicios prestados y al valor de las inversiones realizadas, que, a tenor del acuerdo firmado el 9 de noviembre de 1951, debían adjudicarse al promotor (78). Como desde 1966 no hay crónica, ni local ni custodia!, de la fraternidad de Quito; y como tampoco he hallado conespondencia sobre el caso , huelgan hipótesis arbitrai·ias respecto de las tramitaciones que se siguieron. Consta que en todo momento Mons. Muñoz Vega 285

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