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dignos sacerdotes. Con todo, creo que no llegamos a inftmdirles confianza para la dirección espiritual: se nota en ellos un excesivo temor hacia los españoles" (46). ¿Quién podrá precisar hasta dónde es certero el diagnóstico de J. Angel Múgica? Al cabo de año y medio, Jacinto Elizondo (P. Fidel de Pamplona), director del colegio desde agosto del 66, no parece menos caviloso respecto de aquellos coristas ecuatorianos: externamente, nada se les puede reprochar; pero "no sabemos lo que piensan, por lo menos algunos". Ilusionaría al director que no se sintieran "en país extranjero, con psicosis de dominados". No le duelen prendas, al P. Elizondo, aunque por las de vestir se dispersan algunos cientos de pesetas. Tampoco le frenan objeciones, cuando le manifiestan deseos de seguir cursillos de sociología, de literatura, de psicología, en Madrid, en Pamplona o en Victoria. Pero nadie puede curarle de un cierto recelo respecto de la perseverancia de esos cinco muchachos. Ambos, director Elizondo y custodio Langarica, acuerdan aplazar su ordenación sacerdotal hasta el regreso a la patria ecuatoriana (47). Llegaron al presbiterado Herrera y Gordillo; persevera éste último, secretario (renuncio en 1981) y síndico de la Orden en Ecuador, excelente promotor vocacional. Adiós al colegio.- Extraño fenómeno el de 1966. Langarica y Arrondo parecen ilusionados con su "San Lorenzo de Brindis". El primero sueña con transformarlo en intercustodial de Filosofía. Espera que de Roma quieran financiarle, siquiera parcialmente, el proyecto "B", avanzado en su realización (48) y que de las custodias le faciliten el personal que en vano reclama a la provincia de NCA (49). Arrondo, por su parte, se muestra optimista respecto de la marcha intelectual y espiritual de sus pupilos, aunque advierte que "la situación actual, con un solo curso y un solo Padre dedicado al colegio, es comprensible, pero inadmisible, por más que los otros dos profesores ayuden con siete clases semanales''. Desde que vuelvan a funcionar los cursos de 2do. y de 3ro. deberá haber al menos seis profesores, que deberán proceder de la custodia a la que pertenezcan los estudiantes. El colegio intercustodial de .Filosofía se aprobó en la reunión de superiores mayores tenida en Pasto el 9 de agosto de 1962; y en la que celebraron los educadores de la custodia de Ecuador (Quito 23--25 de julio de 1963) se optó por un colegio propio de la Orden, en vez de cursar los estudios en la universidad jesuita de San Gregario. Propone Arrondo como inaplazable un más decente porte externo de los estudiantes (prendas de vestir) y como imprescindible la dotación de equipo completo de montañismo y campamento. Forma parte de sus planes no solamente el siraple excursionismo, sino la convivencia 278
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