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317 Tal es el movimiento religioso de la parroquia del Rosario. El trabajo que la dirección de tanta obra supone, juntamente con la administración de Sacramentos, asistencia de enfermos, etc., hacía imposible atender a los pueblos de la línea del ferrocarril, por lo cual, los distintos reli giosos párrocos que por allí pasaban, todos suplicaban al señor Arzobispo les exonerase de tal obligación; al fin, el Prelado, haciéndose cargo del gravamen que ocasionaba a la parroquia la asistencia a tales pueblos, en 25 de marzo de 1918 escribió lo siguiente al Párroco y Superior de la casa: «Muy reve– rendo Padre: Hasta ahora no me ha sido posible acceder a las reiteradas súplicas que los Superiores de la Orden Capuchina en Colombia me han venido haciendo para que a los Padres del Rosario los exonerase de la administración del puerto de Colombia y de los caseríos que se hal lan en la línea del ferrocarril, dándome como razón que los Padres de esa residencia son pocos y queda– ban bastante recargados con los trabajos de su extensa parroquia. Hoy puedo anunciar a V. R. que la Misión de la Compañía de Jesús , residente en esa ciudad, ha aceptado la administración de los mencionados caseríos, y de consiguiente, queda con una preocu– pación menos. Ruégale que si existen algunos enseres pertenecien– tes al cult.o en algunos de los mencionados caseríos, tenga la bondad de hacerlos pasar a manos del R. P . Luis J. Muñoz, Supe– rior de la Misión de la Compañía de Jesús en esa ciudad. También me•hará el favor de hacerles pasar los libros de partidas de bau– tismo, matrimonio, ele., correspondientes a esos pueblos . Deseán– dole todo género de prosperidades, le saludo y bendigo de corazón y me suscribo su afmo. en Xto .-Pedro Adán, Arzobispo». Los pueblos de Tubará, Galapa y Juan Acosta, en 1894, fueron entregados al P. Juan B. Ariza. Asimismo se dejó la administración de Baranoa.

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