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298 Cuando el llamamiento div ino la hiere y se consagra al servicio de Dios, es un verdadero portento, y así sucedió en la Misión Guajira, pues desde el momento feliz de su llegada a Riohacha, comenzaron estas religiosas a trabajar en un colegio que allí fundarnn, y cuando se pensó en los Orfelinatos, sin su cooperación, aque ll as inslitucio· nes no hubieran podido ir adelante; y podemos afirmar que la obra del misionero se complementa con la acción misionera de la mujer. Así, pues, con el auxilio tan eficaz de estas religiosas, los Orfeli– R eli3 iosas ~rercíarias Ca puchinas que en los Estados Unidos han estudiado Idiomas y otras 1naterias para enseña rlos en sus colet ios natos de la Guajira y de la Ne– vada gozan vida próspera; los mismos religiosos están más bien atendidos, es decir, que las religiosas desempeñan un papel tan importante, que sin ellas jamás la Misión hubiera llegado a la altura que hoy se encuentra. Dios, por otra parte, las mul – tiplica en número y casas, pues su noviciado de Yarumal es siempre muy solicitado por jó– venes colombianas muy instruí– das. Hoy cuentan estas religio– sas con las casas siguientes: En el Departamento del Magda– lena: San Antonio y Nazaret, Orfelinatos de la Guajira; Sie– nita y San Sebastián de Rába– go, Orfelinatos de la Nevada; Sicarare, colegio de Motilones; Riohacha, colegio, y Valledu– par, colegio. En el Departa– mento de Bolivar: en Mompox, colegio, y en Montería, colegio. En el Departamento de Antio– quia : U1Tao, colegio; en Yarumal, noviciado; en Santa Rosa de Osos , O rfeli nato y hospital. En el Departamento del Atlántico: Ba– rranquilla, colegio. Total trece casas, las cuales están servidas por más de cincuenta religiosas.

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