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285 nos de la Guajira se les quiera levantar su posición intelectual y moral. »A este respecto, nada más oportuno que el siguiente suelto que inserta La Hojita Parroquial de Santa Marta: »Primicias de una intensa labor.-Monseñor Atanasia Vi– cente Soler y Royo ha tenido la satisfacción de enviar, nada menos que con el señor Cardenal que nos honró con su visita, al primer alumno de los Asilos de la Misión a hacer sus estudios en Europa. Conversamos con el guajiro en Barranquilla; es un joven de unos diez y ocho años, bastante despierto, y por su exterior revela ser de talento; algunos rasgos de su vida de estudiante confirman la existencia de una voluntad de hierro para el trabajo y de un cora– zón reconocido a sus benefactores. »Va, no a Roma, ni al Colegio de los RR. PP. Jesuítas, ni a recorrer la corte Pontificia: va a la madre España, sin que le cueste un centavo a la nación el viaje, a ser educado gratis por sus superiores, en plena libertad de abrazar la carrera que le plazca, la cual hasta ahora parece ser la del sacerdocio, como él mismo nos lo dijo. »Esta noticia había de haber motivado en la prensa anticlerical una voz de aplauso; nada de eso; ya sabemos de qué es capaz cierta prensa cuando se trata de la Iglesia; ha dado la noticia, pero revestida de una trama de mentiras; indirectamente parece lamen– tarse de que nuestro guajiro vea trocada con tanta facilidad su choza indígena por un colegio europeo; su guayuco, por la librea que simboliza todas las glorias y todos los triunfos: la negra sotana; su flecha, por un libro de estudio.» ¿Cómo conciliar esto con los deseos manifestados cuando han mojado la pluma para atacar a los misioneros Capuchinos? Lo que sacamos nosotros en limpio es que su consigna, en tratándose del Clero y del actual gobierno, es: «Dalo porque bogas, palo porque no bogas». El Emmo. Sr. Cardenal Benlloch, por primera intención al llegar a España, lo puso interno en el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de San José, de Valencia, para que se aclimatase y se preparase para empezar sus estudios. A pesar de haber ingresado en el Cole– gio a más de la mitad de·! curso, dado el despejo de su inteligencia, luego se le envió al Seminario y Universidad Pontificia de Va½encia, e hizo tales progresos en los estudios, que al terminar el curso se encontraba en disposición de sufrir el examen de prueba, como en efecto se examinó, mereciendo las calificaciones siguientes: Latín,
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