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279 por lo general, y gran parle en la sabana, que los indios apenas cultivan. Comentando este hecho El Colombiano de Medellín, dice lo siguiente: «Se deja ver la instigación de que han debido ser objeto los indígenas para sentirse capaces de abandonar su vida seden– taria e ir a la capital a formular protestas contra tan plausible y progresista Misión; pero cualquiera que sea el instigador, el patrio– tismo nos obligará a mostrar ante la faz de la Nación quiénes son Sección de niños del Orfelinato de San tiebastián de Rábago con los PP. Amado de Benasal, lld e l'onso de M urc ia y Fr. lnocencio de Beniel, le~,o (Ne\'ada ) los que luchan por el progreso de esas regiones, no tanto lejanas como ricas, de la Sierra Nevada . »¡Siempre adelante! parece ser la enseña de los RR. PP. Capu– chinos, y ¿cómo no tendría que ser así, si en ese ambiente que per– fuma el trabajo y la espiritualidad silenciosa de virtuosísimas Her– manas, que parecen dejar con su modestia en cada palabra un sollozo, hay la sinceridad de las almas que se dedican al bien ... ?» También los jóvenes de este Orfelinato, al enterarse de las calumnias propaladas por los indios Garavito e Ignacio Márquez, mal aconsejados por algunos civilizados del Valle, enviaron al Vicario Apostólico su protesta , que sentimos no poderla reproducir toda por ser muy larga; pero, no obstante, copiaremos algo de ella

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