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269 vamos él repetir respecto del «pensum escolar», porque la enseñanza que en los Orfelinatos se da tiene por base el mismo «pensum», puesto que se inst rnye con arreglo a ló que en él se preceptúa. En este Orfelinato se ejerce la industria de la fabricación de chincho rros, mochilas e hicos, y tanto los del Orfelinato como los fabricados en el pueblo, no tienen rival en la República, por la deli– cadeza del - tejido, la propiedad de los colores y la perfección en todos los detalles. En este Orfelinato se han celebrado ya dos matrimonios entre los alumnos del mismo, siendo esto el principio de una nueva gene– ración eminentemente católica y colombiana. Vamos a copiar una carta de un testi go ocular que ha visitado la Si errita, en la cual nos manifiesta sus gratas impresiones, que por juzgarlas de capital interés, queremos sea conocida por todos los que esta crónica leyeren: «San Antonio, 21 de junio de-1924. - R. D. Director de Ecos.– Presente.-Respetado Padre : He leído con interés los números de Ecos de la Misión, y grato ha sido para mí saber los adelantos alcanzados por los misioneros en favor de los alumnos de los Orfe– linatos de la Guajira y San Sebastián. El motiv<? de la presen te carta, por si V. R. tiene a bien publicarla, es dar a conocer el Orfe– linato de la Sierrita. »Estuve en esa población en el año 1909, y durante él pude apreciar la bondad de sus habitantes, las costumbres patriarcales de algunos de sus hombres y su arraigada fe religiosa, debido a las enseñanzas de los primeros misioneros, entre ellos el inolvidable D. Francisco de Orihuela, de quien guardan imperecedera memoria; el hábito de trabajo, aun en niños y niñas del pueblo, que a las cuatro de la mañana ya despertaban a todos con el zumbido de las «carrnmbas» conque hilan el maguey o fique para sus labores de chinchorros, mochilas, s,1cos, etc., algunos de estos objetos muy artísticos. »Volví en 1918 y sorprendióme la transformación local; donde antes había ranchos pajizos y desvencijados, se presentó a mi vista en la parte sur de la plaza un edificio que llama la atención por el lugar que ocupa, estética y limpidez de su fachada. Este edificio es el Orfelinato del Carmen o de la Sierrita, levantado por los misio– neros para los niños arhuacos de ambos sexos y muy hábilmente dirigido por el D. Estanislao de Riohacha, que oculto entre aquellas serranías vive trabajando silenciosamente , pero con celo y energías envidiables en bie11 de los indígenas y de los hijos de civilizados de
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