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245 INDIOS MOTILONES DE SAN FRANCISCO Tal es el título que se dió a la ranchería de los indios que viven al noroeste de Codazzi. Estos indios, al ver lo bien tratados que habían sido los del Milagro, por los expedicionarios, no tardaron en reducirse y corresponder a la visita que los misioneros les hicieron. Aprovechando las buenas disposiciones de estos salvajes, se les nombró un maestro, quien en cartas dirigidas al Vicario Apos– tólico y a otros, les decía: «Mis alumnos están muy adelantados. Comida de los bebt':s en el Or~elinalo de San Anl-on io (Guajira). Me vine de la Sierra para las fiestas y por miedo al sarampión, que está azotando estos pueblos; no quise invitar a los indios de mi escuela, pero he aquí que, inopinadamente, el día 7, a la misma hora que Su Señoría un año antes hablaba amistosamente por pri– mera vez con ellos, se presentaron aquí seis de mis alumnos, cuatro varones y dos mujeres: ellos cargaron con la imagen de la Divina Pastora , y ellas, con asombro de todos los forasteros que vinieron a presenciar la fiesta, formaron fila en la procesión, alumbrando a la Virgen al igual que las civilizadas. · »Estos indios poseen ya una pequeña idea de las ventajas de la civilización; tienen profundo respeto a los civilizados y a la propie– dad ajena; conocen algo de las buenas costumbres; han aprendido

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