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242 cuelgan. Este traslado lo hacen con mucha solemnidad. Dispuesto todo, se lo carga uno a la espalda, y al son de unos pitos de hueso que para el caso tienen, y de los gritos desaforados y golpes que con sus arcos dan al aire y al suelo, lo llevan a su ranchería. Lle– gados a ella, lo pasean por la plazuela, roc:Jeándole las indias que andan lloriqueando, es decir, fingiendo llorar; mientras tanto, unos cuantos indios e indias van repartiendo a todos los demás sendas totumas de guarapo o chicha fermentada: con esa chicha se em– briagan a más no poder, lanlo ellos como ellas, y el paseo del muerto dura mientras queda chicha_; ordinariamente es un día y una noche. Terminada la chicha, la familia cuelga el muerto en su enra– mada, y allí lo tiene más o menos tiempo para llevarlo después a una especie de cementerio que tienen, y allí lo depositan en unas cuevas que hacen de piedras».

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