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204 hubiera perecido si el D. Bernardo no me prestara una pronta y efi– caz ayuda . Fr. Angel y un gendarme estuvieron a pique de ser arrastrados por la corriente, y hubo necesidad de prestarles ayuda. »Extenuados por el cansancio y mojados, continuamos nuestro viaje por bosques seculares y fértiles llanuras, hasta el platanal de Juan Jacinto Jánd iua, indio arhuaco muy rico. Desde este punto nos dirigimos a San Andrés de Riofrío, camino que se puede hacer con bueyes; pero como los tenían en los páramos, tuvimos que llevar el equipaje a cuestas una jornada más . La ascensión fué dura. Una R. P. Berniirdo de Torrijas, e.xµloz rador de t:;jerra ~evada subida de ocho horas, desde 1.000 hasta 4.000 metros, sin descansar un momento, con un sol abrasador que nos quemaba las espaldas, y con un misérrimo desayuno, acabó con las fuerzas y alientos que teníamos, y a duras penas pudimos llegar, a las dos de la tarde, al sitio llamado «Jus– takue». Desde este punto se ve todo el valle del Don Diego, desde la cabe– cera, formada por los nevados occi– dentales, los páramos del Chalui y las vertientes del Mukuamalagueka . No tengo palabras para describir la vista de este hermoso y encantador valle, y para haceros sentir aquel panorama tropical, coronado de nieves que en hilos de pl ata caían sobre una gran concha que formaba el río Don Diego . Líquenes y musgos apegados a las rocas daban las primeras señales de vida vegetal, que iban con el cinodón-dactilón, agrostis, lobelias y plantagus que ocupa– ban la región inmediata, para dar luego lugar a una vegetación más robusta de palmas, cinchonas, perseas y mil variedades y especies vegetales útiles a la industria, farmacopea y agricultura, que cubrían de verdor todo el valle, como inmenso toldo, hasta la desembocadura del río, escondiendo bajo sus sombras profundísi– mos barrancos, rocas talladas a pico, animales ponzoñosos, fieras de todas clases, dantas, cauqueros y una multitud de animales úti– les y provechosos , que como reyes dominan aquellas soledades. La temperatura bajó en este lugar a 5 grados centigrados . »En esta altura no sólo se dominaba la tierra y se escudriñaban los más escondidos rincones de la Sierra , sino que se observaban otros fenómenos no menos curiosos y emocionantes.

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