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198 fundados por la Misión: uno para niños, a cargo de los Misioneros, y otro para señoritas, a cargo de las religiosas Terciarias Capuchi– nas; uno y otro estaban dando magníficos resultados. Asimismo en las Parroquias del Vicariato se trabajaba con ver– dadero y apostólico celo, fomentando el culto, la frecuencia de los sacramentos, la asistencia a los enfermos y moribundos, y especial– mente en la catequización de los niños de uno y otro sexo. Era, pues, el Vicariato de la Guajira la viña del Señor, donde los ope– rarios, aunque pocos en número, se multiplicaban en las obras de celo cristiano. C l•,se <le niilos c.d ,,in~ librt~ del O rft~linato de San Antonio fuera del Vicariato se trabajaba igualmente en las casas de Barranquilla y Bogotá. En la primera ejerciendo el cargo parroquial en la Iglesia del Rosario, Parroquia de gran porvenir para la causa católica, registrándose a diario el retorno de algunos hijos de la Iglesia, que abandonaban las doctrinas de los disidentes; aumen– tando considerablemente día por día el número de matrimonios canónicos y nacimientos legítimos, como asimismo siendo año por año mayor la frecuencia de los sacramentos y el esplendor del culto . Lo dilatado del distrito de esta Parroquia, y la confianza que los parroquianos tenían en los Capuchinos, era causa para que estuviesen los religiosos en continuo movimiento, desempeñando