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185 expediciones por las pampas guajiras no es fácil comprenderlo; baste saber que, a más de las muchas necesidades que sufrieron, los ardorosos rayos del sol les quemaron la cara y las manos, ca– yéndoles después la piel, hecha tiras; pero todo lo daban por bien empleado con tal de regresar con algunos chinitos y chinitas r 1 >. ----------- ··----- Una familia de Rioha c ha visitando el Orfelinato dP. San Antonio El amor y cariño que los misioneros y misioneras mostraban a los niños fué desvaneciendo entre los indios padres sus temores, y al fin, persuadidos de que en el Orfelinato sus hijos estaban muy bien, acabaron por llevarlos ellos mismos. Este Orfelinato, tan perseguido, al fin logró triunfar en toda escala. Hoy el Orfelinato de San Antonio es un gran centro ins– truccionista, donde se educan gran número de niños y niñas proce– dentes de la baja Guajira; este Orfelinato constituye hoy una de las más halagüeñas esperanzas de los infatigables misioneros. (1) A5í llaman a los guajirilos y guajirilas.

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