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CAPÍTULO XXXIX !7:'I if Ícarío S ,/pcsfúÚco SUMARIO: El plebiscito. - Design ación de candidato. - El Vicario sin carác ter episc opal. - Necesidad de que el Vicario sea Obispo. - Condición que pone la Santa Sede. - El Obispo de Citarizo. - El Pro-Custodio. LIANDO se trató de designar la persona que había de desempeñar el cargo de Vicario Apostólico, mucho se miraron los Superio– res a fin de acertar en la elección del candi– dato. Para el mejor acierto, el Rvmo. Padre General, con arreglo a los Estatutos de la Misión, dispuso que cada uno de los misio– neros propusiese dos Padres, como candida- tos, que reuniesen las condiciones que se indicaban en el interroga– torio que adjuntaba. Los misioneros indi caron al M. R. P . Custodio, Fr. Atanasia de Manises, y al M . R. P. Luis de Masamagrell < 1 >, ex Provincial, residente en la Provincia; sin embargo, el nombre que más pesaba era el del M . R. P . Atanasia de Manises, y con preferencia a otro nombre, éste fué el presentado al Definitorio Ge– neral por el Definitorio Provincial. Con el voto, pues, de los Supe– riores de la Provincia, y sobre todo de los de Roma, en 51 de julio (1) Hoy Obispo de Seg orbe. 11

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