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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS gustos y complicaciones, pero el buen Sr. Serrano se excusó contestando y prometiendo que todo se arreglaría al estar ya todo preparado para la inauguración 1 • Viaje de inspección. El P. Morentin quiso hacer todo de su pa1ie, para asegu– rar la bella realización de su acariciado proyecto. No con– tento con escribir carta, quiso ver por sí mismo las cosas, a fin de obrar con más seguridad y acierto. Con pretexto pues de visitar a su amigo el P. Barlín, sa– lió para aquellas tierras acompañado del P. Román de Vera y Fr. Modesto, que ya conocía al Sr. Serrano. Vieron detenidamente la Capilla de Sipag, cambiaron im– presiones con el rico hacendero, y después de una semana de grata residencia, volvió el P. Superior a Manila con el Hno. Fr. Modesto, queaándose allí el P. Román un mes, estudiando la lengua bicol, pues estaba muy adelantado el proyecto y era necesario preparar el personal para el apos– tolado en aquellas tierras; este Padre se había comprometi– do a predicar el sermón de entrada de los Capuchinos en lengua bicol. l. Creemos que desde un principio hubo una ma!a inteligencia en este asunto. En efecto, el Sr. Serrano ofreció ciertamente ayudar a pre– parar la capilla y una modesta casa para dos o tres religiosos, pero creemos que nunca pensó en hacer grandes donaciones y cesión de ex– tensos terrenos. El P. Morentín, por otra parte, concibió una idea de– masiado grande de los ofrecimientos y generosidad del Sr. Serrano y así le pidió de 15 a 20 hectáreas de terreno, edificar una residencia formai para toda una comunidad, etc. El Sr. Serrano, por reparo, miedo o quizá también con algo de malicia, fue dando largas al asunto, hasta que se complicaron las cosas y ter– minó todo desastrosamente. 95

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