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BÍENVENIDO DE ARBEIZA enseña pangasinán a los PP. nuevos, P. Alberto y P. Ben– jamín. "El P. Pedro (Perico) de Muniáin, verdadero hijo de Boanerges; enérgico. El mismo se las compone y arregla en su parroquia junto al mar, y lleva su cruz con paz y resig– nación. Este es Santiago. "Con Pedro, Juan y Santiago sufro las agonías de este Getsemaní, por falta de clero. "Y aún del clero escaso de que dispongo, la muerte, la enfermedad y la vejez han dispuesto y van disponiendo con– tra toda mi voluntad, pero por fuerza he de sufrir por ser la voluntad del Padre Celestial. "Al mismo tiempo que le quedo muy de corazón agra– decido, creo que V. R. no dudará de ello, por lo que los PP. Capuchinos de allí y de aquí me conocen y le habrán informado; por la confianza franciscana con que le escribo, le ruego que en sus oraciones no se olvide de este obispo semi-capuchino, y de rogar por el clero mermadísimo de esta Diócesis...". Fdo. César M.ª Guerrero. Obispo de Lingayén 11 • 11. Mons. Guerrero renunció a la Diócesis de Lingayén, siendo nom– brado en diciembre de 1937 Obispo Auxiliar de Manila. Durante la ocupación japonesa intervino én diversas ocasiones ante las Autoridades japonesas obteniendo grandes favores para la Iglesia Católica. Gracias a su intervención se consiguieron varios cientos de sacos de harina y cientos de botellas de vino de Misa, que luego se distribuyeron por todas las parroquias de Filipinas; y gracias a eso pudimos decir Misa y dar la comunión durante los tres largos años de ocupación. Sin embargo, al llegar los americanos, se le acusó ante el tribunal del pueblo. Fue ab– suelto de todos sus cargos, pero aun así siguió voluntariamente retirado en el Convento de Franciscanos de San Francisco del Monte, hasta principios de 1949 en que fue preconizado Obispo de la nueva Diócesis de San Fernando, Pampanga, de la que tomó posesión en sept. del mismo año. Murió santamente en el Hospicio de S. José (Manila) unos 12 años más tarde. 278

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