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BIENVENIDO DE ARBEIZA dentro de nuestros planes, sería conveniente se encargaran de administrarla los PP. Capuchinos". Y como el nuevo Padre no llegaba, tuvo que encargarse interinamente de su administración el párroco de Bugallón. En efecto, el P. Ce– sáreo dirigía las obras de reconstrucción de las iglesias de Salasa y Bugallón junto con sus conventos, atendía lo mejor posible a las necesidades espirituales y al mismo tiempo tu– vo que encargarse de la extensa parroquia de Aguilar. Tra– bajo más que sobrado para rendir al más valiente. En esto, enterados los católicos de Aguilar de que ha– bían llegado nuevos Capuchinos, y deseando tener ellos un cura "blanco" al igual que Labrador y Bugallón, prepara– ron un escrito dirigido al Sr. Obispo, firmado por los prin– cipales del pueblo. Dice así: "Los abajo firmantes, en re– presentación del pueblo de Aguilar, Pangasinán, declaramos espontáneamente, que deseamos tener y recibir con gusto, como Cura Párroco de este pueblo, un Padre Capuchino ... que el Sr. Obispo y el M. Rvdo. Superior de PP. Capuchi– nos se dignen enviarnos. Al mismo tiempo reverentemente pedimos... escuchen las súplicas de los católicos de Aguilar, proveyendo cuanto antes esta Parroquia de un párroco per– manente" ... Siguen las firmas. A fines de septiembre fueron a Aguilar el P. Román de Vera con los tres PP. jóvenes recién llegados a Filipinas: PP. Pacífico de Villatuerta, Al– berto de Urdiáin y Benjamín de Ilarduya. Algo precipita– damente, sin tiempo para estudiar bien el dialecto Pangasi– nán, el P. Alberto quedó de párroco de Aguilar. Poco después el P. Benjamín fue a Bugallón, pasando el P. Cesá– reo a Labrador, el P. Femando continuó de párroco de Sa– lasa y el P. Pedro de Muniáin, de párroco de Sual. Así que– daron distribuídas las parroquias, dándose todos de lleno a la reconstrucción material y espiritual de cada parroquia. El P. Alberto fue nombrado párroco de Aguilar el 28 de mayo de 1933. No fueron pocas las dificultades con que tro- 268