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BIENVENIDO DE ARBEIZA Era la noche del Jueves Santo, cuando ocurrió la pedrea. El Sr. Obispo con clero tan mermado, no sabía a quién nom– brar párroco. El P. Fernando estaba lejos de Aguilar; el P. Cesáreo, aunque le sobraban ánimos, estaba cada vez más débil. vomitando sangre con frecuencia. En efecto, según antigua tradición, en Aguilar y otras parroquias de Filipin'-1f,, el Tabernáculo del monumento (Jueves Santo) debía tener dos llaves, una para el cura y otra para el Presidente o Alcalde. Ahora bien, el P. Payoyo no quiso entregar a éste dicha llave; por lo cual él, E.us parientes y amigos se resintieron grandemente y de ahí su protesta rotunda en forma de pedrea. 266

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