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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS Una de sus mayores preocupaciones y al mismo tiempo de mayor acierto fue la organización de la Escuela Parro– quial, haciendo arreglos de consideración en el edificio, com– prando equipo escolar, aumentando el número de maestros, llegando a poner varios grados nuevos y aumentando el nú– mero de alumnos hasta la respetable cifra de seiscientos. Intensificó también el trabajo misional en los barrios. construyendo una hermosa y amplia capilla (25 mlrs. de larga por 12 de ancha) en el populoso barrio Luisita. Poco después pudo comprar un automóvil y con esto resolvió el difícil problema de transporte, especialmente para los ba– rrios, pudiendo así atender más y mejor a los enfermos. ca– tecismos, etc. El P. Román de Vera, destinado allí en 1945, se ocupó casi de un modo permanente del servicio religioso en la ca– pilla de la Central. En diciembre de 1947 fue destinado a San Miguel como coadjutor el R. P. Carlos de Urzainqui, el cual fue nom– brado párroco algunos meses después, cuando el P. Pedro H. de Azcoitia fue nombrado párroco de Santa Teresita en Quezón City. Al hacer la visita canónica el M. R. P. Ricardo de Li– zaso, Provincial de Navarra, aconsejó que se dejara esta Pa– rroquia dando como razón el ser ésta la única Parroquia de lengua pampanga, lo cual había creado siempre no pocas di– ficultades a la Misión. En efecto, en diciembre de 1948 hi– cimos saber al Sr. Arzobispo nuestra decisión. Poco después se creó la nueva Diócesis de Pampanga, siendo nombrado Obispo Mons. César M.ª Guerrero y esto retardó la solución de este asunto, hasta el l de mayo de 1951. 249

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