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CAPITULO XVII El Rdmo. P. Llevaneras y la Misión de Fiiipinas. No es nuestra intención, dar una idea completa de la vida y actividad prodigiosa de este ilustre Capuchino. Ni pode– mos hacerlo, ni entra dentro del marco, que nos hemos se– ñalado, al escribir esta historia. La figura del Rmo. P. Llevaneras en medio de su gran– deza y lustre, ha sido fuertemente criticada; y es difícil, casi imposible, mantenerse imparcial en las altas y tranqui– las regiones de la crítica, oyendo zumbar por todas partes los gritos de protesta de sus adversarios. Por otra parte el grupo de sus admiradores forma legión, proclamando muy alto sus bellas cualidades y su magnífica actuación. Se necesita, pues, mucho dominio de sí mismo, fina y larga pupila, para ver y pesar justa y equitativa– mente la objetividad de los hechos, en la sensible balanza de una crítica imparcial. Conscientes de ese cúmulo de difi– cultades, nosotros nos limitaremos, como lo indica el título, a dar una idea, lo más exacta posible, del espíritu misio– nero del Rmo., de su habilidad para formar celosos após– toles, y de lo que podríamos llamar gobierno o política mi– sional, respecto a nuestra misión de Filipinas. 182