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42 P. GULINA organizador y director del Seminario Menor, moría ines– peradamente, víctima de una maligna enfermedad. Y en el mes de diciembre del mismo año fallecía igualmente en Pingliang el R. P. Felipe Wang, sacerdote indígena que hacía algunos años había venido al Kansu, a ver a sus familiares, y se incardinó a nuestra Prefectura. Era uno de los más notables sacerdotes de China; muy notable, sobre todo, en el conocimiento de la lengua china; autor de varios libros, profesor y misionero de larga experiencia. El 8 de febrero del año siguiente perdía la Misión otra gran figura: el celoso Misionero, R. P. Berardo de Lorca, todo entusiasmo y de un dinamismo incontenible. ¡Pobre Misión! ... En el término de un año desaparecen víctimas de trabajos y enfermedades cuatro de los mejo– res misioneros!... Esta serie de desgracias no son sino manchas más intensas en el negro horizontes político– económico de la Misión. La guerra civil de España repercutió también sensi– blemente en la Prefectura Apostólica de Pingliang; absor– biendo por el momento las limosnas que en tiempos nor– males se daban para nuestra Misión. También en China se agravó la situación política. Pre– so el Generalísimo Chiangkai shek por las tropas de Chang-sho-leang y los comunistas, para ser puesto en li– bertad fué obligado a pactar con ellos; y una vez puesto en libertad todos unidos tenían que ir contra el enemigo de China, el Japón. Por este pacto el ejército rójo era reconocido como ejército regular, con los mismos derechos y grados que el ejército del Gobierno de Chiang-kai-shek, y éste sería generalísimo de ambos ejércitos; en las re– giones dominadas por el ejército rojo el día del pacto, el régimen y método de gobierno sería comunista; el resto del territorio continuaría bajo el gobierno del Generalí– simo Chiangkaishek.

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