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24 P. GULJ N A gundo grupo de Misioneros: éramos cuatro: P. Tarsicio de Villava, Fulgencio de Bargota, Julián de Yurre y Ser– vidor. Mons. Mateo Mugica, Obispo entonces de Pamplona y Presidente de la Unión Misional del Clero en España, nos recibió a los nuevos Misioneros la consagración a las Misiones Apostólicas, y nos impuso los Crucifijos ... Al día siguiente salimos de Pamplona y nos dirigimos a Irún para pasar la frontera, visitar a la Virgen de Lour– des, y marchar a Génova a embarcarnos. En Shanghai se iba a unir a nosotros el R. P. Simón de Bilbao, que venía de Chile y Argentina, donde hacía 15 años trabajaba, en busca de más difícil puesto donde terminar el sacrificio de sus fuerzas ... * * * China, entretanto, continúa desangrándose en la gue– rra civil y en la anarquía. Donde no llega la guerra, do– minan a su sabor jefecillos independientes, al frente de tropas de desertores o bandoleros .... Dos caminos, a cual más difíciles, se ofrecen a la ex– pedición: el que cruza las provincias del Norte, más cor– to y relativamente más cómodo, pero ahora ocupado por las líneas de combate; o el viaje por río a través de Anhwei, Hupe y Shensi, por regiones infestadas de ban– doleros ... Tras mucho vacilar y mucho consultar, nos decidimos por la ruta fluvial: vamos a remontar el Yang-tse-chiang (Río Azul) hasta Han-ku, luego continuaremos por su afluente el río Han hasta la Provincia del Shensi, donde formaremos parte de alguna caravana que se dirija al Kansu por vía terrestre. Formamos la expedición cinco Padres Capuchinos, seis Padres de la Sociedad del Verbo Divino y siete Misioneras, Siervas del Espíritu Santo. El P. Hesser, del Verbo Divino, viejo en empresas de este género, fué nombrado jefe del grupo. ·

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