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nueve afíos, me obligaba a asistlr, atenta y recogida, a sus mu– chas misas. Yo me negaba en ocasiones, pero mi madre me obligaba a complacerle, y no había más remedio que asistir hasta que se ter– minara su misa. ~Advertida, por estas inclinaciones y por su piedad, la tendencia hacia el sacerdocio, le enviaron sus padres al semtnario de Lugo. La misma idea tenían también otros miembros de la familia, especial– mente mi tío cura, don J osé Eiras Guntín, que a todo trance deseaba que fuera sacerdote secula:r. Alrededor de cinco afíos permaneció en el Seminario de Lugo, en donde cursó latín y humanidades.:. (María Frade Eiras.) II Novicio Capuchino.-A los colegios mayores.-Sacerdote de Cristo.-Al Colegio Internacional. El hombre propone y Dios dispone, dice el adagio. He ahi lo que aconteció con el joven Joaquín. Sus deudos le querían sacerdote secular; pero el Señor abrigaba sobre él otros designios; insptraba al siervo de Dios que siguiera las humildes huellas del Seráfico de la Humbría. Joaquín, aun contradiciendo los deseos de sus parientes, no continuó en el Seminario Lucense, sino que resueltamente res– pondió al llamamiento del cielo, e ingresó en la Oden Capuchina por el afio de mil novecientos, cuando contaba veintidós de edad, vistiendo el hábito religioso en el convento de Bilbao, el 28 de no– viembre; dejaba en la ceremonia de vestición el nombre de Joaquín para tomar el de fray Berardo de Visantofía. Su conducta durante el año de formación y prueba fué tan recomendable y ejemplar que en las tres sucesivas consultas a la Comunidad para admitirle a emitir los votos, tuvo todos los sufragios favorables, sin ninguno adverso. Por eso, el día 29 de noviembre del año 1901 se consagraba a Dios mediante la profesión simple. (Actas de toma de hábito y profesión.) Unido al señor fray Berardo con el sagrado vínculo religioso, fué enviado a los colegios mayores de Fuenterrabía y León para cursar estudios filosóf1cos y teológicos por espacio de siete afias consecu– tivos. Durante este tiempo se dedicó por igual a la práctica de las virtudes y al estudio. Así lo atestiguan las elevadas calificaciones obtenidas, lo mismo en conducta que en aplicación en todos los años académicos. «Fui contemporáneo del muy reverendo padre Berardo de Visan- 66