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preguntarle: «Hijo, ¿cómo lo rompiste?, Angel coge otros dos cán– taros, da al uno contra el otro, los rompe y responde: «Así, madre,. rompí el otro., Otra vez le dice la madre que meta un ave de corral en agua fria, porque tiene fiebre . Angel obedece al momento; mete el ave en un balde de agua, y alli tiene el animalito hasta que se mue– re. Al darse cuenta la madre, le dice: «¡Hijo !, pero ¿qué has hecho?, «Nada, madre, usted me dijo que la tuviera en el agua hasta que se le quitara la calentura; pues, mire, ya no tiene nebre., (Basilio de la Red González.) El jovenzuelo traviesillo manifiesta a sus padres que desea ser sacerdote, y ellos, no sin sacrificios económicos, le dedi.can al estudto del latín y humanidades; a su tiempo se dirige al Seminario de León para presentar exámenes, mas con resultado negativo: no fué apro– bado. II A la Orden Seráfica.-Novicio.-Estudiante.-Sacerdote. Vicem{Lestro de novicios. Fuera por el desengaño, a causa del fracruso en los exámenes en aquella temprana edad, fuera porque el Señor quisiera valerse de él para llamarle a estado más perfecto, es lo cierto que el joven Angel solicitó para clérigo el ingreso en la Orden Capuchina y, obtenida la admisión, vistió el hábito seráfico en el conv.ento de Bil:bao el día 1 de noviembre del año 1899. Así inició el año de prueba, y en la ceremonia quiso subir un peldaño más en la escala angélica,. pues dejó el nombre de Angel para tomar el de Arcángel de Valda– vida. El comportamiento del novicio nada dejó que desear. Por eso tuvo para consagrarse a Dios todos los votos favorables y ninguno en contra. De consiguiete, el dia 13 de novtembre, cumplido el año– de fonnación reliigiosa, se consagró al Señor mediante la profesión de los Consejos Evangélicos. Después se le destinó a los colegios mayores de Fuenterrabía y León, donde perfeccionó la.<s letras humanas y siguió todos los años académicos de Filosofía, Sagrada Teología y Elocuencia. No era, ciertamente, fray Arcángel un ingenio superdotado, ni tampoco se distinguió por la práctica extraordinaria de las virtudes durante la carrera eclesiástica. Con todo, sus calificaciones normales en los estudios fueron de notable, y en conducta se aproximó siempre a la nota máxima que solía darse en los colegios de la Provincia, de cuatro puntos, y él no bajó nunca de tres. obteniendo alguno que otro año cuatro. Con las notas a la vista, no suscribimos lo siguiente; 44

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