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primer matrimonio, también él casado, Lorenzo hacia llegar invaria– blemente a la amantísima autora de sus días todos los años ocho -sacos de harina de trigo de cien kilos cada uno de ellos, prueba feha– 'c1ente de que la dsitancia no mermó el amor filial. (J>tresbitero don .José Zalba.), ni Ejemplar huída.- Al convento de Basurto.- Noviciado y prime4rg. profesión. Cualidades y prendas tan singulares como se iban descubriendo en el joven Lorenzo no debían pasar desapercibidas ante las miradas escudriñadoras de sus señores. iY ciertamente no pasaron. Por eso, pensando prestarle un servicio provechosisimo y definitivo para toda su vida, buscaron en el pueblo de Egutllor una muchacha g.uapa, hija única de pudientes labradores, para que con ella contrajera honesto matrimonio, entrando como amo o dueño en el nuevo hogar. Los preparativos para la boda iban ya muy adelantados y se esperaba que de un momento a otro tuviera feliz éxito el conc.ertado idilio. El joven Lorenzo, que ha de ser uno de los protagonistas del acon– tecimiento, de todo está enterado, pero calla y nada dice. Mas en el fondo de su corazón ha tomado una resolución diametralmente opues– ta al plan solícitamente preparado por los señores que tanto por su porventr se interesaban. Por lo mismo, más previsor al parecer que San Alejo (este Santo se marchó la noche en cuyo día había cele– brado su matrimonio), también huyó de Erice y fué a parar al con– vento de Capuchinos de Basurto. Como es de suponer, no fué pequeña la alarma y la preocupación ·&uscitadas en aquellas gentes y en su propia madre y hermanos la sigilosa partida, entregando sus imaginaciones a un cúmulo de cá– balas muy naturales en aquella inesperada y furtiva desaparición. .¿Por qué se habrá marchado sin decir nada, tan bueno como era, preguntaban unos? ¿Dónde habrá ido a parar se decían otros? ¿Qué habrá sido de él pensaban los de más allá? Especialmente fué un tremendo desengaño para la madre tan buena y para los señores que tanto le apreciaban y que tantas muestras de estimación le dieron durante los ocho años que con ellos había compartido trabajo y sa– tisfacciones. Pasado algún tiempo, ya acallados los naturales rumores y ter– minadas las conjeturas, llegó a los moradores de Erice la noticia de "QUe el joven Lorenzo había tngresado, en calidad en hermano lego, ·én el GGnven.to de Capuchinos de Bilbao. Todos consideraron seme- 314

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