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V EL siervo de Dios en estado Zamentable.-En busca de unos parientes. - Un diálogo inte.resantísimo.- En la checa comunist(L.-Pendiente de un sí o un no. A mediados de agosto de 1936 vino a nuestra casa (fray Aurelio), quien, a causa de la persecución religiosa habia tenido que salir del convento de J-esús de esta ciudad el 20 de julio del mismo afio. venía de otra casa en donde había estado refugiado desde su salida del convento. Se le notaba muy fatigado y sudoroso, y aunque vestido de paiSano, no podía en modo alguno disimular que era religioso. Le ofrecimos comida y hospedaje, pero manifestó que quería ir a casa de un pariente suyo que vivla en la carretera de Extremadura y era guardia de Asalto. Esta deciSión de marcharse de casa la tomó al ver que habían detenido a mi esposo, pensando que lo mismo harían con él. Sin embargo, para poder diSfrazarle un poco y despojarle del inconfundible aspecto de religioso sali yo de casa para comprarle el traje de mecánico, que en España llamamos mono; mas no con– siguiéndolo en ninguna tienda, le compré una especie de gabardina. unas alpargatas negras y una gorra de visera: todo esto hizo que permaneciera en nuestra casa unos tres días, al cabo de los cuales, no obstante las muchas instancias y ruegos que en casa se le hicie– ron, se marchó, diciendo a la familia que si para las dos no habia vuelto era señal que se había quedado en casa de su pariente, y consiguientemente que no le esperaran para comer. Hacia las tres de la tarde de ese miSmo día llegó un miliciano, estableciéndose entre él y yo el diálogo siguiente: -¿Vive aquí Aurelio de Ocejo? -.Sí, señor. aquí vive. -Haga el favor de entregarme el sombrero, un paquete que tiene aquí (dicho paquete contenía solamente los utensilios de limpieza), y la americana. -¿Dónde tienen ustedes a ese señor? -Está en Radio Comunista, Sector Sur del Puente de Toledo. Puede usted ir a preguntar por él si quiere verle. -No le vayan ustedes a hacer nada. Es un hombre bueno, un in– feliz, incapaz de hacer mal a nadie. -Pero si es que este hombre está indocumentado. -Claro está, no deben ustedes extrañ.arse de ello: Había venido de su pueblo para ver a algunos familiares y parientes de Madrid, y con el jaleo de la guerra se la ha extraviado la documentación. 306

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